La plaza de Sant Jaume ha acogido este miércoles la protesta del sector del juego en contra del cierre de sus establecimientos desde el 15 de octubre, como medida para frenar los contagios del Covid-19. Unas restricciones que consideran discriminatorias, ya que la restauración o les cines y teatros pudieron reabrir en noviembre.
Durante la protesta en el centro de la ciudad, Víctor Manuel Duce, el representante del Colectivo Catalán de Trabajadores del Juego y del comité de la empresa Cirsa ha lamentado que no se haya incluido al sector en el plan de desescalada. Duce asegura que hay 8.000 personas afectadas por las restricciones del sector en Cataluña y que 29.000 puestos de trabajo indirectos están en riesgo, además de la posibilidad que las arcas públicas dejen de ingresar 240 millones de euros en forma de tributos.
Los 183 establecimientos de salas de juegos, bingos y casinos de Cataluña exigen reabrir para poder realizar actividades diurnas como el resto de negocios. Además aseguran que no tienen ningún problema para respetar el toque de queda impuesto a partir de las 22h y creen que sufren “discriminación” porque el sector del juego “no está bien visto”.