Los pisos del edificio de vivienda pública donde vive Sergi López cuentan con luz natural, facilidades para personas con movilidad reducida, ascensor y 22 plazas de aparcamiento. Este estudiante de segundo Bachillerato de 18 años está contento con su hogar, ubicado en el 159 de la calle Comte de Borrell, aunque la felicidad no es completa. Las 30 familias que residen en este bloque aun no disponen de internet. Siete meses después de que el Ayuntamiento entregara las llaves a las primeras familias, los vecinos siguen navegando a través de sus teléfonos móviles.
"Al principio fue un poco duro. Hablo por mi experiencia como estudiante. Fue difícil seguir el ritmo adecuado que marcaban las clases", relata Sergi. La falta de conexión ha complicado el desarrollo de un curso académico clave, a las puertas de la Universidad. La mitad de las clases, además, eran telemáticas, y el dispositivo móvil no siempre lograba alcanzar una potencia suficiente para seguir la lección.
INTERNET, UN DERECHO HUMANO
El joven se dirigió a una compañía telefónica y encontró la misma respuesta que han recibido muchos vecinos de los técnicos: Telefónica debía instalar primero la fibra óptica. Empezó primavera, verano y a las puertas de terminar la estación estival, las casas siguen sin internet, reconocido como derecho humano por las Naciones Unidas desde 2011.
“La única y cambiante naturaleza de internet no sólo permite a los individuos ejercer su derecho de opinión y expresión, sino que también forma parte de sus derechos humanos y promueve el progreso de la sociedad en su conjunto. Los gobiernos deben esforzarse “para hacer al internet ampliamente disponible, accesible y costeable para todos (...) Asegurar el acceso universal del internet debe ser una prioridad de todos los estados”, señaló entonces el Relator Especial de la ONU, Frank La Rue.
EFICIENCIA Y TECNOLOGÍA SILENCIOSA
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la concejala de Vivienda, Lucia Martín, entregaron las llaves del edificio a las 30 familias y unidades de convivencia que conviven en este bloque. Los residentes pagan de 176 euros a 509 euros por pisos de entre 54 y 69 m2 con dos dormitorios. La mayoría de ellos pagan una media de 400 euros. El Ayuntamiento destacó, entonces, que la nova Esquerra del Eixample es un barrio donde "tradicionalmente" no se había hecho vivienda pública.
El Ayuntamiento apunta a Telefónica como la responsable del retraso. "La instalación de la red y la fibra es responsabilidad de la compañía de telecomunicaciones. Ellos son quien deben hacer las obras para hacer llegar la red a la instalación", señala una portavoz municipal. Desde el consistorio explican que se trata de un tema "recurrente" en los edificios nuevos.
GESTIONES DEL IMHAB
El Instituto Municipal de la Vivienda y la Rehabilitación de Barcelona (IMHAB) ha llevado a cabo "gestiones en los últimos meses" con diferentes compañías para agilizar las obras. Los trabajos, finalmente, se han ejecutado en agosto. Telefónica ha asegurado que los vecinos podrán empezar a disfrutar de la conexión a internet en " los próximos días".
El consistorio construyó el edificio contemplando la "eficiencia" del mismo, con la calificación energética, una tecnología silenciosa para generar el agua caliente calefacción y el bloque utiliza energías renovables. El internet, sin embargo, una herramienta casi indispensable para el contexto actual, sigue sin llegar.