Palomas abandonadas en Sants enfrentan a animalistas con el Ayuntamiento
Entidades y vecinos, a título personal, interponen denuncias por maltrato mientras la Guardia Urbana avanza que no realizará más inspecciones "si no aportan evidencias"
11 septiembre, 2021 00:00Noticias relacionadas
En los últimos tres años, decenas de palomas blancas han ido apareciendo puntualmente en algunas calles del barrio de Sants. Animales grandes y domesticados, de la raza king pigeon, que vecinos y entidades animalistas se han dedicado a rescatar durante todo este tiempo. A finales de agosto, tres ejemplares más aparecieron en la vía pública. El día 25, dos pichones en la calle Vallespir. El 26, un polluelo en la calle Badalona. Según la denuncia de una residente a la Oficina de Protecció dels Animals de Barcelona (OPAB), el pasado 1 de septiembre, se trata de aves "maltratadas y abandonadas".
En conversación con Metrópoli, la plataforma animalista Corazón de paloma ha denunciado que una familia de la misma calle Vallespir las cría en su domicilio. De hecho, desde el exterior se pueden ver un par de jaulas, en las que viven las palomas, una encima de la otra en el balcón. Una versión, la de la cría en la vivienda de Vallespir, que concuerda con la dada por la vecina en su demanda a principios de mes, en la que señala al edificio ubicado en el número 18. "Son aves habituadas a la compañía humana y cuando son abandonadas no tienen de capacidad de valerse por ellas mismas. Además, vuelan poco y son muy confiadas. La posibilidad de que sean atropelladas o maltratadas en la calle es muy elevada", expone la mujer. Afirma que ya son varias las quejas interpuestas, sin que la Guardia Urbana y el Ayuntamiento hayan tomado medidas: "Es insultante, no hacen nada y no nos dan ningún tipo de explicación". Por este motivo habla de "omisión de ayuda" por parte de la autoridad local.
SU CARNE ES APRECIADA, PERO SI ESTÁN ENFERMAS "LAS ECHAN A LA CALLE"
Sobre la causa de los abandonos, la vecina denunciante –que también se ha puesto en contacto con este diario– señala qué puede haber detrás. La mujer afirma que la carne de estos animales es muy apreciada en la gastronomía asiática; aunque al ser palomas alteradas genéticamente, a menudo tienen enfermedades cardíacas o hepáticas y problemas respiratorios. "Cuando consideran que no son válidas para lo que se han propuesto, las echan a la calle", lamenta.
Las palomas king pigeon son originarias de Estados Unidos, donde las crían como animales de granja. Asimismo, en lugar de comérselas, algunas personas las tienen como mascota en sus casas. Son igual de grandes que una gallina, con un peso que puede llegar a superar los 600 gramos (esto es prácticamente el doble que la paloma bravía, la paloma común de ciudad, que se mueve entre los 240 y 380 gramos). Pero los ejemplares rescatados en Sants no alcanzan ni mucho menos este peso. Además, a pesar de haber vivido en una casa, las analíticas que les realizan en el veterinario revelan que suelen tener parásitos. Esto se debe a que, según Corazón de paloma y la mujer de la denuncia, "no han recibido las atenciones sanitarias y nutricionales adecuadas".
Por todo esto, la queja termina con una demanda explícita: "Que se investiguen los hechos de manera exhaustiva". La denunciante pide también a la alcaldía que tome medidas contra las personas "que están explotando a estas palomas", que sean sancionadas y que no se les permita volver a tener acceso a ningún animal. "Ustedes son responsables de su defensa", zanja el escrito.
SIN INDICIOS, LA GUARDIA URBANA NO VOLVERÁ A ACTUAR
Como ella misma detallaba anteriormente, esta no es la única denuncia, sobre este tema, interpuesta por los animalistas ante la oficina municipal. De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona asegura a este diario que la Guardia Urbana ha acudido tres veces al edificio de la calle Vallespir para evaluar la magnitud del problema. Pero los agentes no han observado nunca ninguna irregularidad.
"Jamás se han hallado indicios de maltrato. Si estas entidades han hecho realmente estos rescates, de lo que no tienen pruebas, o si encuentran alguna otra paloma con una enfermedad diagnosticada por un veterinario, lo que deberían hacer es aportar las evidencias para que podamos actuar. Hasta que no muestren estas evidencias, la Guardia Urbana no realizará ninguna otra inspección", detallan las mismas fuentes municipales.