En el local de J.P descansan 40 bicitaxis desde hace más de dos meses. Este suizo gestiona una de las pocas empresas que en Barcelona transportan a los turistas por el centro. Sus triciclos, sin embargo, no han salido durante la casi totalidad del verano. El bloqueo burocrático con el Ayuntamiento de una gestión aparentemente sencilla "secuestra" el parque de vehículos en su garaje del Parc i la Llacuna del Poblenou. Indignado por la aparente lentitud de la administración, denuncia su caso a Metrópoli.
Desde el inicio de la conversación, el empresario se desmarca de los riders ilegales sin licencia cuya actividad, denunciada desde hace años por los vecinos de Ciutat Vella, ha construido una "mala fama" del sector hacia la ciudadanía. Algunos circulan zumbando sin respetar las señales de tráfico, carecen de seguro, representan una competencia desleal con precios bajísimos y llegan a intimidar a otros conductores para marcar su supuesto territorio.
RIESGO DE SANCIONES
En marzo empezó a comprar bicitaxis de Funky Cycle, la empresa que hasta ahora alquilaba sus vehículos a trabajadores autónomos para hacer rutas turísticas por la ciudad. A mediados de julio, contrató otra compañía de seguros a su nombre y contactó con la empresa municipal B:SM para registrar los vehículos también a su nombre. Una gestión más o menos ágil se ha alargado más de dos meses. "He tenido mala suerte con el verano de por medio, pero hay 40 personas que se están viendo afectadas por esta situación. Tengo mis vehículos bloqueados", se queja.
J.P no quiere arriesgarse a sacar sus triciclos por miedo a recibir sanciones. La Guardia Urbana ha intensificado este verano la cruzada del gobierno municipal (Barcelna en Comú y PSC) contra los riders irregulares. "No es ningún secreto. Nos preocupa la proliferación de bicitaxis que degradan el espacio público, causan molestias, inseguridad y problemas de circulación e incumplen las normativas", aseguraba el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, hace unos días, tras anunciar la voluntad del consistorio de "prohibir" los triciclos. "No forma parte de los modelos de movilidad de la ciudad", dejaba claro el regidor socialista.
UN SALARIO DE 2.000 EUROS
El empresario de los bicitaxis defiende su modelo en detrimento de los ciclistas ilegales. Sus vehículos tienen seguro y los conductores ofrecen pequeñas explicaciones sobre los principales puntos de atracción turísticos de la capital catalana. Solo contrata riders con papeles, tienen entre 18 y 40 años y la mayoría alquilan el vehículo para trabajar (100 euros por semana). Una ruta de una hora para dos personas cuesta 60 euros. Si solo es un viajero cobran entre 40 y 45 euros, y los viajes de media hora cuestan unos 20 euros. J.P asegura que estos particulares cocheros pueden cobrar unos 2.000, de los que tienen que descontar los gastos como trabajadores autónomos.
El dueño de este garaje de triciclos enfatiza el factor ecológico y sostenible de su modelo de negocio, y emplaza al Ayuntamiento a "trabajar juntos" mejorando la información entre administración y empresas del sector. J.P ilustra esta descoordinación entre ambos actores con algunas de las multas que la Guardia Urbana ha puesto este verano. Afirma que los agentes sancionaron a algunos riders por circular por el paseo de Colón, una de las pocas vías en las que pueden circular. "Es en este contexto en el que estamos trabajando. Hay que mejorar la comunicación", insiste.