El pasado 30 de diciembre, Ignasi Cambra denunció públicamente la discriminación que había sufrido en el Aeropuerto de Barcelona-El Prat por parte de la aerolínea portuguesa TAP, que le prohibió embarcar en un vuelo hacia Lisboa porque iba con su perro guía. En conversación con Metrópoli, el famoso pianista ciego barcelonés ha explicado ahora todo lo que ocurrió aquel día.
"Llegamos al mostrador y un miembro del personal de tierra dijo que no podía volar porque no había avisado del perro con 48 horas de antelación. He viajado otras veces con TAP y nunca ha tenido ningún problema", relata. "Hay más compañías con políticas similares. Pero una cosa es lo que pone sobre el papel y otra lo que finalmente hacen. Hablas con ellos, te explicas y en seguida se soluciona el tema. Esta vez me dijeron que no, y que era mi culpa por haber ido al Aeropuerto con el perro sabiendo que así no me iban a dejar volar", asegura que le espetaron. Incluso llegaron a amenazarlo con llamar a seguridad si no se apartaba, afirma.
Cambra había comprado, el día anterior, un vuelo para Lisboa a las 12:30h del mediodía. Luego tenía que desplazarse desde la capital lusa hasta el Belgais Center for Arts, en el centro del país, para pasar Fin de Año. Pero tras el encontronazo con el personal de TAP, perdió el avión. "¿Qué pasa, que si eres ciego no puedes reservar billetes de última hora? Esto es discriminación", señala.
Abandonado en tierra, pasó dos horas el teléfono intentando contactar con el call center de la compañía. Un teléfono de pago, por cierto. Aunque de nada sirvió, porque ahí nadie le dio una solución.
LO RECOLOCARON EN OTRO VUELO, HORAS MÁS TARDE
Finalmente, logró que las presiones de algunos de sus compañeros sobre la empresa surtieran efecto, y TAP le reprogramó un vuelo para las 17:55, que salió con una hora y media de retraso. "Llegamos de noche a Lisboa. Cogí una habitación de hotel allí, porque era tan tarde que ya no podía ir a ningún lado", expresa.
QUEJA A TAP
El músico ha presentado una queja formal a TAP, que la compañía ha respondido insistiendo en que es "política de empresa" no permitir a los pasajeros acceder al avión con un animal si no han informado con 48 horas de antelación. En su protesta, Cambra reclamó que le abonasen al menos el coste de la noche de hotel en Lisboa. La aerolínea se niega.
"Cuando me dejaron en tierra, no me ofrecieron ni una disculpa ni una botella de agua. En todo momento, repetían que lo que había ocurrido era por mi culpa", lamenta. Rechaza también la respuesta que dan, por correo electrónico, a su queja. "Es que no puede ser. Quiero que lo que ha pasado aparezca en los medios y abra un debate. Esta clase de normativas es común, pero en la práctica nadie la aplica. Hay que hacer algo para cambiarlo, porque con el papel en la mano hay gente, como me ha pasado a mí, que no puede volar", reivindica.
El vuelo de regreso está programado para este jueves, 6 de enero, día de Reyes. Cambra acudirá al Aeropuerto de Lisboa con su perro, y le resulta "inimaginable" pensar que pueda ocurrir lo mismo que en El Prat. Por si a caso, ya ha rellenado el formulario para avisar de que viaja con el animal. Esta vez sí ha podido hacerlo porque la reserva estaba hecha con más de 48 horas de antelación. Aunque reivindica, una vez más, su derecho a comprar billetes de última hora si así lo quisiera.