Escisiones, traiciones y ambición desmedida: parece un drama shakespeariano, pero es la guerra de las empanadas que se libra en Barcelona. Los supuestos malos tratos de la cadena de empanadas Tío Bigotes a sus franquiciados ha desencadenado un sonado divorcio entre empresarios argentinos afincados en la ciudad, que ha terminado con la división de dos cadenas que surgen del defenestrado negocio: Empanada Club y I Love Empanada.

En 2021, vecinos de diversos barrios de Barcelona se sorprendieron al observar que, de la noche a la mañana, los locales de Tío Bigotes se habían transformado en negocios de Empanada Club, pero tenían el mismo producto, la misma decoración y los mismos trabajadores. Había comenzado un conflicto que aún hoy parece no tener final.

DESCONTENTO GENERALIZADO

Según fuentes consultadas por este medio, la escisión se fraguó de espaldas a Tío Bigotes. ¿Los motivos? “La poca profesionalidad de su propietario, R. G., su falta de rigor empresarial y su despreocupación por los franquiciados”. Todos los extrabajadores consultados por este medio arguyen lamentos semejantes: nula formación a los profesionales, caos en la gestión diaria y ninguna posibilidad de diálogo o crítica con la matriz del grupo.

De hecho, las prácticas inquisitoriales también estaban a la orden del día. “Esto no es una democracia”, aseguran que escuchaban algunos franquiciados. “El problema de Tío Bigotes es el de tanta gente que viene de abajo y amasa un poco de dinero: quieren crecer y vender franquicias sin límite, pero sin ningún tipo de control”, señala una fuente anónima.

Los problemas que arrastraban los franquiciados los llevaron a unirse en rebeldía y montar otra cadena por su lado, Empanada Clyb. Esta macabra historia del divorcio también esconde matices fratricidas. Uno de los socios detrás del nuevo negocio fue quien lanzó, años atrás, el primer local de Tío Bigotes en Castelldefels junto a R. G., si bien se terminaron separando por “motivos empresariales”.

MÁS POLÉMICA

Cuando parecía que la polémica ya no podía ir a más, otra franquicia de empanadas se escindió de Tío Bigotes: así nació I Love Empanada. En este caso, el proceso fue muy parecido: uno de los locales con mayor facturación del grupo, ubicado en la Rambla del Poblenou, cambió de manos de la noche a la mañana.

Para luchar contra la rebelión de I Love Empanada, Tío Bigotes abrió un local a menos de 100 metros del antiguo, en la calle Llull, 202. En la apertura, que se realizó por todo lo alto, regalaron más de 1.000 empanadas a los vecinos.

La franquicia de Tío Bigotes en Poblenou reconvertida en I Love Empanada

TÍO BIGOTES, EN EXPANSIÓN

Ajenos a toda la polémica, Tío Bigotes continúa vendiendo una media de 20.000 empanadas diarias en sus más de 30 tiendas. La cadena también ha redoblado su plan de expansión y ya proyecta su desembarco en el resto de España y en París.

Paralelamente, el grupo se ha lanzado a nuevas vías de negocio, y ha abierto tres locales de venta de hamburguesas en Sants, Poblenou y el Eixample bajo el nombre de Smash Burger House

FIEBRE POR LA EMPANADA EN BARCELONA

Desde que en 2013 la cadena barcelonesa Las Muns abriera un primer local de empanadas argentinas en Barcelona, la fiebre por estos locales se ha disparado. Según datos a los que ha tenido acceso Metrópoli, ya hay casi 80 tiendas de estas características en la ciudad, más del doble que antes del Covid-19.

La empresa que encabeza esta moda es Las Muns, con 16 locales en la capital catalana; seguida de Tío Bigotes, que cuenta con 15. Le sigue Empanada Club, con una decena; La Fábrica, con ocho; Malvón, que tiene cuatro; y Criollo y la ya mencionada I Love Empanada, que cuentan con tres. El resto de tiendas de empanadas son pequeños locales regentados por particulares.

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