Barcelona sigue incorporando medidas para hacer frente a la extrema situación de sequía que acecha Catalunya desde principios de año. Tras la declaración del estado de emergencia por parte de la Agencia Catalana del Agua (ACA), seis millones de personas verán limitado su consumo de agua a 200 litros por persona al día.

Una medida de contención a la que se le suma la reducción de la presión del agua, como ya han presenciado algunos municipios del área metropolitana. El AMB ha anunciado que, a partir del 11 de marzo, se baja la presión en las localidades de Begues, Cervelló, Corbera de Llobregat, Palma de Cervelló, Sant Just Desvern, Sant Vicenç dels Horts y Tiana.

La mayoría de los afectados pertenecen al Baix Llobregat, una comarca con una amplia zona forestal. Por eso, desde el AMB también han impulsado una iniciativa en la que han soltado 40 cabras y 15 burros entre Sant Climent y Gavà para adaptar los bosques metropolitanos a la sequía.

Medida extensible a otros municipios

El objetivo es bajar la dotación al máximo con la finalidad de alargar los recursos en la medida de lo posible por si la situación no mejora a medio plazo. La presión del agua está ya ajustada en el área metropolitana a los límites más bajos que permite el reglamento del servicio metropolitano del ciclo integral del agua. 

En caso de no paliar la situación actual de sequía, se prevé extender paulatinamente las medidas de reducción de presión en otros municipios, priorizando los que tienen las dotaciones más elevadas.

Regeneración del agua

En el contexto de la sequía más larga y grave de Catalunya desde que existen registros, el AMB aplica desde hace meses medios para aumentar los pocos recursos disponibles. La estrategia principal es la producción de agua regenerada en la estación del Baix Llobregat. Actualmente, el 25% del agua que consumen los 3,3 millones de habitantes del área metropolitana de Barcelona proviene de esta técnica. Sumada al 33% procedente de la desalinización, un 58% del agua que se consume proviene de recursos alternativos, que no dependen de los embalses ni de la meteorología.

Gracias a ambas estrategias, se ha logrado retrasar el estado de emergencia y la aplicación de medidas más duras, como las restricciones de suministro a gran escala.

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