El Arzobispado de Barcelona, bajo la guía del arzobispo Juan José Omella, ha procedido con la orden de desalojo de la iglesia del Espíritu Santo, ubicada en el número 401 de la Travesera de Gràcia, tal y como avanzó Crónica Global. Esta medida precede a la demolición del templo para dar paso a la construcción de la nueva facultad de Medicina de la Fundació Blanquerna, asociada a la Universitat Ramon Llull (URL). Se ha comunicado al párroco José María Llorca que la la última misa se oficiará el domingo 31 de marzo, convirtiéndose en un amargo Domingo de Resurrección para los feligreses. El inicio de las obras está planificado para el 2 de mayo y el arzobispo Omella no quiere que la polémica desatada retrase la demolición.
La comunidad de la parroquia del Espíritu Santo se realojará temporalmente en el Templo del Hospital de Sant Pau i la Santa Creu durante los dos años que durarán las obras de transformación. Sin embargo, este cambio ha generado un considerable descontento, especialmente debido al valor patrimonial del vitral de 200 metros cuadrados que adorna la iglesia, obra de los talleres Raventós de arte litúrgico creada entre 1965 y 1966.
Oposición al derrumbe
Ante la inminente pérdida, la Asociación Amigos del Templo Parroquial Espíritu Santo de Barcelona, reconocida oficialmente, ha iniciado acciones para preservar tanto la vidriera como el edificio en su totalidad. Esta iniciativa incluye la recogida de 1.500 firmas entregadas al Papa y la comisión de un estudio sobre el valor de la vidriera a cargo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF), tal como informó un portavoz a Crónica Global.
Los críticos con la demolición han alertado al Arzobispado sobre el riesgo de incurrir en un delito contra el patrimonio, lo que podría acarrear consecuencias legales graves. Además, han destacado el impacto negativo que la desaparición de la iglesia tendrá sobre la comunidad de la zona alta de Barcelona, privándola de un espacio vital: "Además del daño patrimonial, la transformación dejará sin parroquia a unos 160.000 vecinos de la parte alta de Barcelona. Y derribará un lugar que sirve a la adoración perpetua: está abierta a la comunidad 24 horas al día", afirmaron desde la asociación al citado medio.
En respuesta a las críticas, el Arzobispado afirmó --en declaraciones a Crónica Global-- que se ha iniciado un estudio para digitalizar el contenido de las vidrieras de la parroquia, a pesar de la falta de catalogación como bien patrimonial. La digitalización estará a cargo del secretario diocesano de Patrimonio del Arzobispado de Barcelona y de la Fundació Blanquerna.
¿Favor a Blanquerna?
El acuerdo alcanzado entre el Arzobispado y la URL, que contempla la cesión del terreno de la parroquia por 100 años, ha suscitado acusaciones de un supuesto 'pelotazo' a favor de Blanquerna. El proyecto, que prevé la asignación de 700 metros cuadrados para actividades religiosas y 4.000 metros cuadrados para enseñanza superior, promete posicionar a la nueva facultad como un referente en Barcelona, aunque a costa de una valiosa pieza del patrimonio eclesiástico y cultural de la ciudad.