Mientras busca una nueva vida, el cine Comèdia se protege. Tras cerrar sus puertas el pasado enero, este emblemático establecimiento barcelonés ha tapiado su entrada, una práctica muy habitual en locales vacíos para evitar okupaciones.
Temeroso de que su céntrico inmueble sea ocupado por intrusos, la propiedad ha decidido levantar una barrera de ladrillos en sus dos entradas, tanto la que da a paseo de Gràcia como la de la Gran Via de les Corts Catalanes.
El futuro del Comedia, en el aire
La consultora Savills, que comercializa el espacio, está buscando un nuevo operador para el espacio, siguiendo la voluntad de las familias Pla y Planàs, poseedoras del prestigioso inmueble.
Sin embargo, la nueva vida del Comedia no será una tienda de ropa o un local de restauración, como sugerían algunos usuarios en redes sociales a modo de lamento. El local no posee licencia comercial y sólo podrá ser en el futuro un equipamiento, ya sea cultural, como hasta la fecha; o bien sanitario, geriátrico, deportivo, religioso o un largo etcétera.
La Generalitat mueve ficha
De momento, la propietaria ha comunicado que la próxima actividad la desarrollará la empresa que ofrezca “un mayor valor añadido” en Barcelona y confirmó que ya “trabaja para identificar y estudiar opciones de diferentes grupos interesados en su explotación”.
Mientras, la Generalitat ha pedido al Ayuntamiento de Barcelona para ver si hay "alguna posibilidad" de reflotar los cines, ya que considera su cierre como "una gran pérdida".