Cuantas más guerras se libren, más armas circularán entre países. Y cuantas más armas se vendan, más tiroteos se producirán. Barcelona y su área metropolitana son testigos de que los incidentes con pistolas y todo tipo de armas de fuego están a la orden del día. El teniente de alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, admitió hace unos años la existencia de una "cultura de la navaja", pero ningún político se ha atrevido por ahora a mencionar lo que parece un cambio de hábito y una nueva tendencia en los conflictos y las peleas.
Las numerosas fuentes policiales consultadas por Metrópoli para este artículo siguen la misma línea. El incremento de episodios armados es real. Pero "armas han habido siempre". No se trata de un elemento novedoso en el día a día de los criminales asentados en la capital catalana y sus alrededores. Sin embargo, hay varios factores que hacen proliferar su exhibición y uso. Dos de los más importantes: el repunte, a una velocidad de vértigo, de las plantaciones de marihuana en toda Catalunya y una juventud que no respeta y que no teme las consecuencias judiciales.
Las plantaciones de marihuana, en auge
Más facilidad para plantar, más vendedores y más mercado. Las plantaciones de marihuana se reparten por toda la comunidad autónoma, pero especialmente por el norte de Catalunya, cerca de la frontera con Francia porque "pasar de un país a otro hoy en día es un regalo", aseguran fuentes policiales. La actividad se ha disparado porque el rédito económico es mucho mayor que hace años. "Ahora es más fácil ser productor de droga porque también es más fácil plantar marihuana". Hasta los albano-kosovares, dedicados históricamente a cometer robos con fuerza en domicilios, "se han pasado a la hierba". "Y ojo porque estos tienen armas. Vienen de la guerra de Yugoslavia", señalan fuentes policiales.
¿Cómo influye esto en el aumento de tiroteos y otros incidentes con pistolas? "Quien vigila una plantación y quien va a negociar lleva un arma encima siempre". Son trámites que no tienen lugar sin la presencia de artefactos de este tipo. Unas transacciones que "se salen de madre" desde hace unos años: "Hay muchos vuelcos. Narcos que roban a otros narcos". ¿El motivo? Cuanta más oferta y demanda, más grupos que pugnan por el producto y más conflictos entre ellos.
"El país de la piruleta"
Uno de los agentes consultados para este artículo lo afirma categóricamente: "Somos el país de la piruleta y de los unicornios. Si te pillan con una plantación aquí te juegas cinco años de cárcel. En Francia te juegas 25", ejemplifica. Unas leyes laxas que hacen de reclamo para todo tipo de mafias, no solo la mencionada albano-kosovar. "No tenemos una mafia local fuerte como en Italia puede ser la calabresa que no permite que nadie se asiente en su territorio. Aquí viene todo el mundo sin problemas".
Lo que hacen las diferentes organizaciones criminales es calcular las épocas de cultivo y cuando llega el momento, dar el golpe. "Petan las plantaciones vecinas". Y cada vez hay más, lo que aumenta los tiroteos y también las víctimas mortales. "Es todo un mercado de droga mundial el que hay detrás. Piensa que de todo lo que se cultiva, aquí solo se consume el 5% como mucho. Merece la pena exportarlo fuera: un gramo de marihuana vale 35 euros en Suecia".
Grupos organizados
Algunos patrulleros de la Guardia Urbana de Barcelona hacen especial mención a las bandas latinoamericanas, especialmente a las dominicanas. De todos es sabido que los dominicanos se han hecho desde hace unos años con el control de los narcopisos, sobre todo en Ciutat Vella. "A gran escala, la heroína la dominan los pakistanís, pero les ceden la gestión a ellos". Grupos de hombres y jóvenes que tienen una forma de proceder "ostentosa": "Más que cualquier otro latino. Suelen ir armados con pistolas más que con cuchillos".
A estos, que manejan el menudeo en las calles, se suman los grupos de "marroquís y magrebís" que, según una parte de la plantilla del cuerpo de policía barcelonés, "han perdido todo el respeto a sus víctimas". Eso sí, "son más de hurtos o robos con violencia, sin pistolas".
La periferia barcelonesa
Se trataría, por tanto, de conflictos derivados del control del mercado de sustancias estupefacientes por parte de mafias internacionales organizadas. Pero hay tiroteos menos sofisticados que no responden a un objetivo concreto, sino que se producen para "ver quién manda". Lo dicen fuentes policiales de Sant Adrià de Besòs. El barrio de La Mina ha sido escenario desde hace muchos años de multitud de incidentes con armas de fuego. Sin ir más lejos, abril comenzó con uno que a los pocos días tuvo una réplica: una mujer resultó herida por una bala perdida tras una pelea entre los Lisardos y los Portugueses, dos clanes familiares del barrio.
Son normalmente las desavenencias entre familias de etnia gitana las que desencadenan el uso de pistolas para impartir justicia. Si los "tíos", los patriarcas, no lo evitan, las consecuencias pueden ser fatales: el exilio puede llevar a centenares de personas a huir de la zona para buscar refugio fuera de Catalunya y dejar así que las aguas se calmen. Hay muertos que pesan mucho.
Tiroteos al aire
Quienes conozcan la zona sabrán que este tipo de situaciones no son nuevas: fuentes internas de mossos las describen como "ciclos". "Va por fases. Hay un tiroteo cada cierto tiempo, lo que conlleva algún destierro para que la cosa se calme y vuelta a empezar". En este barrio se exhiben las armas de fuego "como si nada" y los disparos se escuchan a diario. Hay vídeos y testimonios. ¿Pero quiénes son los que más gala hacen de esta muestra de poder? Los jóvenes.
"No buscan matar a nadie. No saben ni disparar, simplemente las usan para asustar y hacer ver que tienen más poder que otros. Aunque, normalmente, quien exhibe el arma es el que está en desventaja". De ahí las ráfagas de disparos que a diario llenan la noche adrianense en esta zona y que escuchan hasta los vecinos de La Catalana, a unos pasos. El "fanfarroneo y la chulería", lo califican algunos residentes de toda la vida.
Un relevo generacional
Una exhibición de músculo que puede ser muy peligrosa. ¿Se ha ido de las manos? "Los patriarcas mayores siempre han sido muy prudentes y se han encargado de que las pistolas no salieran. Se liaban a golpes, no a tiros. Se recurría a ellos". Una observación policial que algunos vecinos de La Mina corroboran: "Aquí la figura del patriarca ha perdido mucha autoridad. Ya no es lo que era".
La percha de edad que más se ha descontrolado, dicen los que mejor conocen las calles adrianenses, es la de los nacidos a partir del 90: "Les da todo igual. Cuando hay un conflicto no tienen dos dedos de frente. Lo primero que hacen es sacar la pistola y marcar hombría". Uno de los detenidos, de hecho, por el tiroteo del pasado 1 de abril tiene tan solo 24 años. "Disparan al aire porque saben que si no, la otra familia pedirá sangre".
Más guerras, más armas
Muchos controles de tráfico acaban precisamente con armas requisadas. "Las llevan bajo los asientos o escondidas". Fuentes del Área Regional de Recursos Operativos de los mossos (ARRO) recuerdan: "Hace unos meses paramos a dos tíos que iban en un coche con matrícula francesa y llevaban Kalashnikovs". Fusiles que sobrepasan la capacidad de un revólver o una simple pistola. ¿De dónde salen?
La guerra de Ucrania iniciada en febrero de 2022 ha supuesto una mayor cantidad de armas en suelo europeo. "Cualquier conflicto bélico incrementa el tráfico". Combatientes o interesados que se lucran con el armamento disponible y hacen negocio. Se unen el resto de conflictos del este de Europa y ahora también la guerra Israel-Gaza que comenzó en octubre de 2023. "El contexto es ideal", ironizan los policías.
Armas inutilizadas
Además de las operativas, también hay armas de fuego inutilizadas. Se venden en Internet y también hay coleccionistas aficionados que pagan una provechosa suma de dinero si el arma en cuestión proviene de algún conflicto bélico que les interese. En ocasiones, se les da una segunda vida: "La llevas a un taller y te la ponen en funcionamiento de nuevo".
En conclusión, miles de armas que circulan por las carreteras europeas con una facilidad pasmosa. Aunque haya muchas que sean simuladas y no detonen, la función la cumplen: intimidar e instaurar el miedo entre la ciudadanía.
Un millón de euros para balística
Por su parte, los Mossos d'Esquadra intentan atajar este repunte de incidentes con armas de fuego. La Direcció General de la Policia (DGP) ha dotado a la Unitat de Balística i Traces Instrumentals de diversos equipos tecnólogicos valorados en más de un millón de euros para avanzar en la investigación criminal en Catalunya y mejorar los estudios forenses: desde establecer conexiones entre hechos ocurridos en diferentes lugares y días hasta encontrar impactos de balas sin plomo o entrar en la escena de un crimen desde un ordenador para reconstruir trayectorias balísticas.
Durante el último año, la Policia Científica ha realizado más de un millar de estudios forenses vinculados a casos donde se han utilizado armas de fuego.
41 narco asaltos con pistola
Según datos de la misma policía catalana, en Catalunya el uso de armas de fuego se enmarca, principalmente, en las disputas que tienen los grupos criminales con el narcotráfico, especialmente el de marihuana y hachís. De las 429 plantaciones desmanteladas en el 2023, en 32 se localizaron estos artefactos y la Divisió d'Investigació Criminal (DIC) registró 87 narco asaltos relacionados con la marihuana: en 35 se habían usado o exhibido pistolas. En cuanto al hachís, se registraron ocho narco asaltos con pistolas involucradas en seis de ellos.
El año pasado se registraron 13 muertes violentas por el uso de arma de fuego: cinco estaban vinculadas al crimen organizado y otras tres podrían también tener una relación directa, pero la investigación continúa en proceso.