Imagen de una multitud de turistas paseando por la Rambla de Barcelona

Imagen de una multitud de turistas paseando por la Rambla de Barcelona EP

El pulso de la ciudad

Un noruego experto en turismo describe Barcelona como “un imán para ladrones”

En un medio público de radiodifusión NRK, Odd Roar Lange aconseja vigilar los objetos de valor, ya que, según el mismo, los noruegos “pecan de llevar consigo grandes cantidades de pertenencias cuando viajan al extranjero”

31 julio, 2024 10:49

Barcelona se ha convertido en el paraíso de muchos turistas, sobre todo de aquellos llegados del norte de Europa, que se desplazan hasta la ciudad en busca del calor y del buen tiempo. Un ejemplo de ello son los noruegos, cada vez más numerosos en la ciudad.

Lo curioso es que en su país de origen, Barcelona no tiene buena fama. Odd Roar Lange, un experto en turismo de Noruega, ha descrito a la capital catalana como "un imán para los ladrones". Con este contundente y negativo argumento, Odd alerta a los turistas noruegos de los peligros de visitar la ciudad --en un medio público de radiodifusión NRK--.

Vigilar los objetos personales

Por ello, aconseja a los visitantes de que vigilen sus objetos de valor, ya que, según el mismo, los noruegos "pecan de llevar consigo grandes cantidades de pertenencias cuando viajan al extranjero". "Hay muchos noruegos que cuando están fuera parecen un cajero automático ambulante", lamenta irónicamente Odd.

Los objetos más robados son los móviles, los relojes de alta gama y las joyas. De hecho, Sigmund Clementz, jefe de prensa de If European Travel Insurance, señala que el robo es una de las reclamaciones más comunes de los noruegos cuando viajan al extranjero, sobre todo en los destinos de playa.

La playa de la Barceloneta, en una imagen de archivo

La playa de la Barceloneta, en una imagen de archivo EFE

El año pasado, Finance Norway, la industria de seguros noruega, informó de un total de 131.000 reclamaciones por valor de 36,6 millones de euros, como resultado de robo o pérdida de equipaje. Los mismos indicaron que la mayoría de ellos se perpetuaron en Barcelona, Roma y París.