Exterior de la librería Sant Jordi / INMA SANTOS

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El pulso de la ciudad

Largas colas en la histórica Llibreria Sant Jordi de Barcelona tras la muerte de su propietario

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Colas de ciudadanos se han formado esta semana ante la histórica llibrería Sant Jordi de Barcelona, en pleno barrio gótico, después de que el librero, Josep Morales Monroig falleciera este mismo mes, en un intento por salvarla del cierre, sometida a la presión inmobiliaria de la propiedad.

La esposa del librero, Cristina Riera, ha explicado este jueves que "estas colas, que se han convocado por el boca oreja, es el mejor homenaje que se podía hacer a Josep, y es la manera que tiene la gente de mostrar su cariño, su solidaridad, su amor por la librería".

Alto alquiler

Riera ha recordado que los ciudadanos que han acudido en masa a comprar los paquetes-regalo o cualquier otro libro han empatizado al saber que la Sant Jordi está en "una situación delicada, porque hay un contrato de alquiler que terminará el próximo mes de febrero", y es la forma que tienen de expresar su "deseo de que continúe en la ciudad, en un establecimiento tan mágico y en una calle tan emblemática que está desapareciendo y en la que ya solo quedan la librería y una tienda de bellas artes".

Interior de la librería Sant Jordi / INMA SANTOS

Interior de la librería Sant Jordi / INMA SANTOS

Cambio de ubicación

Ante la presión inmobiliaria de la propiedad que pretendía cobrar un alquiler desorbitado, la librería Sant Jordi habló hace unos años con el Ayuntamiento de Barcelona de un posible traslado y consiguió ganar un concurso público para ubicarla en un local de la calle Robadors, y "eso sigue en 'standby', porque luego vino el covid y la enfermedad de Josep, y no se pudo hacer ese traslado y esa posibilidad sigue ahí como plan B".
Sin embargo, Riera seguirá luchando para que "continúe en la calle Ferran, porque es lo que está pidiendo la gente". En la fila de clientes que no ha cesado en las últimas horas hay muchos vecinos de Barcelona y de fuera de la ciudad, incluso de Mallorca.
Algunos de estos ciudadanos han expresado su pena por que desaparezcan este tipo de establecimientos históricos, que suelen ser sustituidos por otros sin ningún interés y despersonalizados, igual que sucede cuando cierran las salas de cine.

Abierta en 1983 por Josep Morales padre, la Llibreria Sant Jordi vende literatura, pero sobre todo disciplinas humanísticas como arte, fotografía, ilustración, diseño, arquitectura y filosofía.