
Fotomontaje de Max Cahner, Joan Tardà y Jaume Collboni frente al Ayuntamiento
Un sector de ERC recoge el reto de los comunes para un frente antisocialista en Barcelona
Joan Tardà se abre a tantear un nuevo Tripartito con el partido de Colau y la CUP para desalojar del poder a los socialistas
La peregrina idea de los comunes de crear un tripartito al margen del PSC como objetivo para adueñarse del espectro electoral de la izquierda barcelonesa comienza a tomar altura.
Lo que parecía una boutade ha encontrado ya eco en una fuerza ajena a Barcelona en Comú (BComú). Comenzó siendo una posibilidad puesta sobre la mesa por un círculo de activistas cercanos a Ada Colau, pero la propuesta va trascendiendo fronteras.
Estrategia de BComú
Fue Max Cahner, hijo del que fuera conseller de Cultura de la Generalitat en tiempos de Jordi Pujol, quien modeló la posibilidad de plantear un frente amplio de izquierdas que englobaría a comunes, ERC y la CUP.
“Posiblemente no es un frente de tanto peso como comunes, ERC y el PSC, pero sí aglutinaría un voto de segmento izquierdista e independentista que podría competir con los socialistas”, señala un dirigente de los comunes a Metrópoli. El objetivo es claro: desalojar al PSC de la alcaldía (y si se puede, también de la Generalitat). Es el gran objetivo de Colau y los suyos: toda la estratega de BComú gira en torno a ese proyecto.

Max Cahner en una imagen de archivo
Tardà recoge el guante
Uno de los que ha recogido la propuesta con interés es el exdiputado de ERC Joan Tardà, alejado de la primera fila política desde el año 2019. El experimentado congresista es, hoy por hoy, un verso libre dentro de ERC, azote de Junts y con una marcada ideología de izquierdas, por algo proviene de Bandera Roja y del PSUC, partidos en los que militó antes de recalar en Esquerra.
Su nueva propuesta es articular un grupo o colectivo de militantes dentro del partido republicano, llamado Àgora Republicana, para fomentar una alianza en la que tendrían cabida los comunes y los cuperos.
En otras palabras, la idea apuntada ya hace un par de meses por Max Cahner. “Se trata de crear instrumentos, que pueden ser alianzas electorales, y vete a saber si más adelante organizaciones que agrupen a todos los soberanistas y los independentistas”, dijo públicamente Tardà.

Joan Tardà en una imagen de archivo
No a un frente patriótico
En una carta a la militancia, Àgora Republicana admite que, aprovechando que ERC celebra el congreso donde ha de aprobar sus ponencias política y estratégica a mediados de marzo, se pueda abrir un debate “honesto y transparente que, desde la pluralidad de sensibilidades ideológicas, permita retornar a ERC al papel de herramienta útil en el camino hacia la liberación social y nacional de nuestro país”.
En su estrategia, Tardà aboga por “un partido que mire a la izquierda, conscientes de que con partidos independentistas de derecha y extrema derecha no hemos de hacer ningún frente patriótico”, conforme retuiteó por las redes sociales hace pocos días.
Dos pájaros de un tiro
Tardà, que defiende el liderazgo de Oriol Junqueras como presidente del partido y propugna que, además, sea candidato a presidente de la Generalitat (si la amnistía le llega a tiempo, pues está indultado parcialmente, ya que el perdón no le afecta a la inhabilitación). Pero también refuerza, así, la idea de lo que ERC llama “ensanchamiento de la base”, incorporando a sectores no netamente independentistas al proyecto republicano.
La ascendencia de Tardà sobre Junqueras pero, especialmente, sobre un amplio segmento de la militancia (fue el dirigente más votado para el Consell Nacional de ERC en el último congreso del partido) da más relevancia a su propuesta y a su estrategia de ampliar la base por la izquierda, una alternativa menos costosa que la de robar votos en el segmento de Junts.
Pese a todo, sus promotores creen que un frente amplio de izquierdas podría debilitar conjuntamente a PSC y Junts porque se presentaría como una “verdadera alternativa de poder, con posibilidades de gobernar”. Se trata, en definitiva, de matar dos pájaros de un tiro.
Pisarello y Asens se sumarían
Entre los comunes, la idea no es mal vista, al revés. Dirigentes como el diputado Gerardo Pisarello, la propia Colau o el eurodiputado Jaume Asens se sentirían cómodos en un movimiento amplio en el que tuvieran como socios a los independentistas. Todos ellos tienen planteamientos cercanos a los de los soberanistas, aunque con ligeros tintes ideológicos que definen un perfil propio más izquierdista y vanguardista que soberanista.

Gerardo Pisarello junto a Ada Colau
El propio Asens había concurrido como cabeza de lista en las elecciones europeas del año pasado prometiendo que arrastraría un porcentaje de voto importante que le llegaría desde las filas independentistas de la CUP. Luego, tuvo un sonoro batacazo y quedó incluso por debajo de Podemos, que se presentaba en solitario a esos comicios.
Pero aún así, no es menos cierto que Asens ha sido tradicionalmente el interlocutor del partido de Colau con los independentistas y con amplios sectores antisistema de la ciudad.
La CUP, reacia
Ahora, Asens tendría la oportunidad de sacarse la espinita del fracaso europeísta y podría reponer los puentes con una propuesta rompedora, aunque los extremistas independentistas son reacios. En realidad, amplios sectores de la CUP no ven con buenos ojos esa alianza, aunque puede ser cuestión de tiempo para que el debate se traslade a las filas de los anticapitalistas.
Esa falta de empatía con el proyecto se debe, entre otras cosas, a que en amplios espectros de la CUP está más enraizado el espíritu identitario que el ideológico. De hecho, sólo el núcleo duro cupero, con Endavant a la cabeza, se siente más atraído por las propuestas izquierdistas tanto como las nacionales. El resto de sectores prefiere ahondar más en el tema identitario e independentista que en el puramente izquierdista.
La postura de Joan Tardà, no obstante, significa la posibilidad de que pueda haber vías de entendimiento no puntual entre formaciones para la creación de un nuevo Tripartito que excluya al PSC. Está por ver, no obstante, si concepciones tan diferentes como algunos colectivos de los comunes se pueden entender con los más radicales de ERC o de la CUP. Aún así, nada es descartable, porque la política hace extraños compañeros de cama.