Puri, de 81 años y atrapada nueve horas en un tren durante un viaje organizado

Puri, de 81 años y atrapada nueve horas en un tren durante un viaje organizado METROPOLI

El pulso de la ciudad

Puri, de 78 años y atrapada nueve horas en un tren hacia Barcelona: "Nos sacaron por la ventana, no podíamos ni ir al baño"

Un grupo del Imserso venía de escapada para pasar unos días en Barcelona y lo que prometían ser unos días de descanso se convirtieron en una "experiencia de supervivencia"

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El caos no huele, pero hoy en la estación de Sants casi se podía respirar. Era temprano, pero el hall principal de la estación ya estaba cubierto de cuerpos acurrucados bajo mantas prestadas, mochilas abiertas, niños dormidos al lado de sus familiares sentados en el suelo.

Las colas frente a los puntos de información parecían no avanzar y el murmullo general apenas dejaba espacio al silencio. Pero en medio de esa escena de resignación y cansancio, ocurrió algo inesperado: una oleada de aplausos estalló desde uno de los laterales de la entrada principal.

Estación de Sants un día después del apagón

Estación de Sants un día después del apagón GALA ESPÍN Barcelona

No era una manifestación ni una protesta. Era algo mucho más simple y humano: un grupo de ancianos por fin iba a ser trasladado a su hotel, tras pasar una noche y media jornada vagando, esperando después de haber quedado atrapados en un tren durante nueve horas debido al apagón nacional que paralizó ayer la red ferroviaria española.

"Fue una experiencia de supervivencia"

Entre ellos Puri, una mujer de 78 años, con un abrigo doblado en el brazo y la cara de haber dormido poco, ha compartido con Metrópoli como fue toda la odisea que vivió su grupo del Imserso desde que salió de Madrid a las 11 de la mañana.

Estación de Sants un día después del apagón

Estación de Sants un día después del apagón SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

El grupo venía de viaje organizado para pasar unos días en la capital catalana y lo que prometía ser una escapada de descanso se convirtió en una "experiencia de supervivencia" lamenta. "Estuvimos nueve horas metidos en el tren, nueve horas" dice Puri.

El tren en el que viajaban se detuvo cerca de un pequeño pueblo de Zaragoza. La mujer, con un papel en la mano, señala el nombre que tenía apuntado en un papel: Salillas de Jalón.

"Pudimos ir al campo como si fuera un baño"

Después de varias horas encerrados, los primeros en llegar fue la Guardia Civil, "Menos mal que vino la Guardia Civil, un chico y una chica, y nos trataron de maravilla. Pero ellos no pueden hacer mucho", contaba Puri rodeada de sus compañeros, con una mezcla de gratitud e impotencia.

Poco después llegó la UME y, ante la imposibilidad de abrir las puertas del tren y de los baños, lograron evacuar a quienes necesitaban ir al servicio con la ayuda de los vecinos del pueblo. "Nos sacaron por la ventana usando una escalera improvisada, para que pudiéramos ir al campo como si fuera un baño", recuerda.

Estación de Sants un día después del apagón

Estación de Sants un día después del apagón SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

A la conversación se suma Miguel, otro de los afectados, visiblemente molesto: "Yo tengo 80 años, ya no estoy para estas cosas. Me he sentido peor que un animal, nos han abandonado", afirma con indignación.

Después de todo, llegaron a Barcelona

Tanto Puri como Miguel inciden en que el verdadero trabajo lo hicieron los vecinos y que sin ellos no saben qué habría pasado. "Nos trajeron de comer y agua, hasta los niños venían con comida para nosotros".

Llegó la noche en Salillas de Jalón. "No veíamos nada, todo eran focos y linternas" comenta. Alrededor de la una de la mañana, la Guardia Civil logró recolocar a todas las personas del grupo en autobuses y en coches particulares y de los mismos agentes y pusieron rumbo a Barcelona. 

A las cinco de la mañana, el grupo finalmente llegó a la estación de Sants, exhaustos tras horas de incertidumbre. Pasaron toda la noche en espera en los bancos del hall.

Estación de Sants un día después del apagón

Estación de Sants un día después del apagón SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Con los primeros rayos de sol, Cruz Roja les ofreció agua y comida, un gesto que, aunque sencillo, fue muy agradecido por quienes habían pasado la noche atrapados en el tren.

Eran las diez y media de la mañana y una persona con un cartel que anunciaba el nombre del grupo se acercaba para dar la noticia que tantas horas llevaban esperando, por fin podían ir al hotel a descansar.