Los recientes controles de acceso en el Aeropuerto de Barcelona han pillado por sorpresa a alguien más que a los pasajeros. Los trabajadores del aeródromo aseguran a Metrópoli que no fueron avisados de tal medida, que califican de “disruptiva”.
“Las dos primeras semanas fueron un caos porque se formaron muchas colas”, apunta Pol Mena, coordinador de CCOO del Baix Llobregat, que señala que los empleados entran por el mismo lugar que los pasajeros.
Ahora, tres semanas después de su puesta en marcha, el sindicato mayoritario confirma que los controles funcionan mejor. Aun así, los trabajadores siguen sin saber con certeza cuál es el motivo de su implantación. “Creemos que es una prueba de cara al verano que viene”, expresa Mena.
Lo que sí tienen claro, apunta, es que se trata de una medida contra sintechos e indigentes, por lo que la tildan de “estigmatizadora”. “Filtran en base a la imagen”, denuncia Mena, que accedió al aeropuerto sin mostrar la tarjeta de embarque. “Nadie me pidió nada”, añade.
Pasajeros esperando en el Aeropuerto de Barcelona
Por ello, también ven los controles “ineficaces”, y recuerdan que hay delincuentes que acceden a la zona de embarque comprando un billete de avión, tal como avanzó en exclusiva este digital. “Las bandas criminales acceden igualmente al aeropuerto”, señala Comisiones Obreras, que confirma que sigue ocurriendo.
Responsabilidad del trabajador
Otro de los aspectos que desde CCOO denuncian es que la responsabilidad del chequeo recaiga en el trabajador. “Deberían encargarse los Mossos d’Esquadra”, apuntan, a cargo de la seguridad del aeródromo desde febrero. Sin embargo, es la empresa I-SEC quien realiza los controles.
“Los trabajadores asumen un riesgo que debería estar en manos de las fuerzas y cuerpos de seguridad”, expresan.
Pasajeros esperando en el Aeropuerto de Barcelona
Los controles se ubican frente al filtro de salidas de ambas terminales y en la puerta de acceso al metro. Quienes acceden a las instalaciones por el parking de la Terminal 1, sin embargo, no encuentran control. “Se van moviendo”, señala Mena.
Menos sintechos
Sobre la presencia de personas sin hogar en el Aeropuerto de Barcelona e inmediaciones, y que en diciembre del año pasado se hablaba de 200, el sindicato apunta que la situación está “mucho mejor”. Especialmente desde que se aprobó el convenio de colaboración entre la Generalitat, Aena y los ayuntamientos de Barcelona y El Prat de Llobregat.
Fuentes policiales señalan que el número de sintechos que pernoctan en el aeropuerto de El Prat ha bajado considerablemente. De hecho, si llegó a haber unos 180, ahora quedan –según los mismos– menos de 40.
Una persona sin hogar durmiendo en un aeropuerto de Aena
Los nuevos controles no solo tienen el propósito de prevenir que se ‘cuelen’ sintechos, sino también de evitar la entrada de carteristas, embaladores clandestinos y conductores ilegales –con inspecciones a taxistas y a sus licencias–.
Estos últimos aseguran desconocer tales acciones, aunque las ven con buenos ojos como medida anti captadores y piratas.
Estas se han aplicado en todos los aeropuertos de Aena del país y puede ser aleatoria o estable, tal como señala el gestor a este digital. “El criterio lo establece en cada caso la Seguridad Aeroportuaria de acuerdo con las fuerzas de seguridad”, precisan a Metrópoli.
La situación en el Aeropuerto de Barcelona llegó a su punto más crítico en verano de 2024. Las constantes agresiones hacia los trabajadores, los delitos organizados diarios en las instalaciones o el asentamiento de personas sinhogar conflictivas en las inmediaciones e interiores hizo saltar las alarmas, evidenciando la necesidad de reestructurar por completo la seguridad de uno de los aeropuertos más concurridos del país.
Robos en la zona de embarque
Como destapó este medio hace un año, la zona aire (donde tienen lugar las operaciones aéreas) es también un blanco fácil para las bandas criminales. Acceden con billetes low cost que les permiten moverse por el área de embarque como cualquier otro pasajero. Aquí, precisamente, estos están más relajados, por lo que los ladrones lo tienen más fácil.
“En esta zona los viajeros aprovechan para tomar algo o hacer algunas compras y se despistan fácilmente de sus maletas y objetos personales”, señalan desde Comisiones Obreras.
