O falta árbol, o sobra agujero

Se supone que Barcelona es una ciudad cuyas calles tienen árboles -sobre todo, plataneros-, pero no siempre es así. Aquí está el ejemplo de que o falta árbol, o sobra espacio dedicado a él. Hace tiempo ya que está así, en plena calle París, y el espacio en el que se supone que un día estuvo un árbol se ha convertido, por desidia u olvido, en un horrible agujero de tierra en el que no tan sólo no hay nada vivo, sino que hay piedras muertas. Piedras que entornaban el lugarf y que ahora, a fuerza de no ser recolocadas o removidas, dan grima y pueden provocar un accidente si uno no se anda con ojo avizor.

La solución tiene dos posibilidades: o se planta un nuevo árbol o se tapa el agujero. Porque hay peligro de que alguien, caminando, se dé de bruces en el suelo, por culpa del desnivel, o por chocar con los pedurscos. En fin: hay que hacer algo, ¿no?