Los vecinos de Congrés-Indians ya no saben si despotricar o reírse de TMB y de las políticas de movilidad de Ada Colau. En el barrio todavía están muy molestos por la desaparición del 20, la línea de autobús que les unía con Sant Pau y el Clínic. La nueva línea, de barrio, es una broma de mal gusto. El pasado año perdieron una batalla que puede pasarle factura a la alcaldesa y ahora contemplan, atónitos, el último desaguisado de la entidad metropolitana.

A finales de la pasada semana, TMB inició la construcción de dos marquesinas de autobús en el Passeig Maragall, a escasos metros de la calle Manigua (una, en cada sentido de la circulación). La sorpresa fue generalizada, pues a unos 40 metros existe, desde hace décadas, otras paradas. Las obras comenzaron con la excavación de la acera y la instalación de las cubiertas. A primera hora del miércoles 11, los trabajos estaban casi finalizados. Unas horas más tarde, la operación se desmontó ante la sorpresa generalizada de vecinos y curiosos. Donde debía parar el autobús se instaló el tradicional espacio para aparcar bicis. Idéntica al que había antes.

Con Colau en la alcaldía, la movilidad de Barcelona es un caos. Un día te construyen un carril bici sin aviso previo y al siguiente te montan una parada de autobús que ni tan siquiera llega a estrenarse. ¿Quién pagará el coste de tanta incompetencia?