Una imagen que resume dos situaciones que, por desgracia, se han convertido en demasiado habituales en las calles de Barcelona. Por un lado, una persona durmiendo en la calle a plena luz del día y en una de las zonas más transitadas por los turistas que visitan la ciudad, la calle Ferran. Y por otro, una puerta nada convencional pintada con grafitis de gusto dudoso cuya aportación al arte callejero es nula.