Hay lugares de Barcelona que esconden auténticas composiciones pictóricas, mezcla de pintadas inacabadas, objetos abandonados y muros que claman algo incomprensible. Como este mismo, el de la foto, que se encuentra en el barrio del Bon Pastor.

Una calle con muro que un día fue blanco, alguien que pintó tres figuras desnudas, inacabadas, como quejosas; restos de mobiliario que otro alguien dejó tirados hace días; un transeúnte que aparece por la esquina... En suma, todo un cuadro ciudadano que te hace mirarlo como si fuera un muro de ignotas lamentaciones.