Puede que sea simple curiosidad o el amor al arte, pero lo que está claro es que los turistas asiáticos muestran un inusitado interés por todo lo que encuentran llamativo. Y, en este caso, se paran a contemplar y, parece, que a analizar detenidamente el grafiti que adorna la persiana metálica de un comercio. Casi como si se hubieran encontrado la Gioconda en medio de la calle.