En el barrio del Carmel, plagado de cuestas, parece que los dueños de estas motos se han empeñado en dificultar el acceso a las sillas que tan estratégicamente se han colocado para el descanso de los vecinos. Para llegar hasta las sillas hay que sortear los vehículos aparcados en la acera justo delante de las sillas. Parece difícil que personas mayores u otras con carritos de la compra o de bebé pueda acercarse a descansar. Quizá los propietarios de los vehículos deberían buscar otro lugar para aparcar.