Barcelona, en jaque por el coronavirus. La ciudad se resiente por la propagación del virus, y deja algunas estampas como la imagen que acompaña este texto. Como no podía ser de otra manera, el turismo se ha visto afectado por el coronavirus. Los grandes monumentos de la ciudad están desérticos, aunque algunos se resisten a cerrar sus puertas.

Este es el caso de la Sagrada Família, que el miércoles anunció que limitaba su aforo a 1.000 personas, pero que no tenía intención de echar el cerrojozo al templo. 

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