El verano está a la vuelta de la esquina y, si nada cambia, los chiringuitos no abrirán en Barcelona. Más del 90% de los negocios de playa de la ciudad han renunciado este año a sus concesiones dada la inviabilidad económica de sus negocios. Las tasas que pagan por abrir durante la temporada les han obligado a tomar esta decisión [más información aquí].
Si el Ayuntamiento de Barcelona no pone cartas en el asunto, las playas de la capital catalana tendrán un aspecto atípico este verano. Entre el sector también sospechan que el cierre de los chiringuitos puede ser el caldo de cultivo para que los vendedores ambulantes hagan su agosto. Quizá, incluso, amplíen su abanico de productos que venden de forma ilegal en la playa, señalan fuentes del sector a este medio.
Tan sólo un giro de 180 grados del Gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni permitiría que los chiringuitos, un icono del Mediterráneo, puedan abrir parte de la temporada.
Además, están en juego más de 600 puestos de trabajo en caso de que se cierren todos estos negocios.