Los laboratorios privados de Barcelona están más demandados que nunca. A pesar de que el Departament de Salut se mostró reacio a esta práctica, cada día cientos de personas hacen cola –manteniendo la distancia de seguridad obligatoria y ataviados con mascarillas y guantes– para someterse al test de pago del coronavirus.
Tal como se puede ver en la imagen a la que ha tenido acceso Metrópoli Abierta, la confluencia entre las calles Pau Clarís y Roger de Llúria se llena de barceloneses que acuden al laboratorio Echevarne a realizarse la prueba del Covid-19.
COLAS DESDE PRIMERA HORA DE LA MAÑANA
Para realizarse los análisis serológicos los interesados esperan su turno en orden de fila, ya que el laboratorio situado en la calle Provença no funciona con cita previa. A sus puertas, una azafata controla que se cumplan los requisitos de seguridad y da prioridad a ancianos y embarazadas. En el interior del centro sanitario privado cuatro administrativas toman los datos a los clientes y les hacen pasar a unos boxes en los que se lleva a cabo la extracción.
Tal y como cuentan vecinos de la zona, el laboratorio llena sus inmediaciones desde que anunció la posibilidad de este tipo de pruebas. Cada día, desde las 6.00 horas de la mañana, la gente espera su turno –durante un buen rato en una cola que "da la vuelta a la manzana"– para realizarse el test que cuesta 60 euros.
INTERÉS ECONÓMICO Y SOCIAL
La creciente presión de las empresas que quieren reanudar su actividad hace que tanto empleados como directivos vayan a estos laboratorios a someterse al test, además de todos aquellos que desean saber si han pasado el virus o no.