Quedan solo unos pocos días para que Barcelona viva el alud de turistas que llega a la ciudad con motivo de la Semana Santa. La capital catalana, que desde hace meses vive los efectos de la extrema sequía, acogerá a los visitantes, que no notarán una gran diferencia a excepción de los efectos de las medidas que se han tomado para el ahorro de agua.
Las fuentes ornamentales estarán cerradas y los hoteles incluirán recomendaciones para que los turistas colaboren en el ahorro de agua. Sin embargo, los efectos más visibles se encuentran en el verde de la ciudad. Varias zonas con vegetación sufren el deterioro por la falta de riego, como es el caso de la zona ajardinada de la céntrica plaza de Catalunya.