El eje verde de la calle de Consell de Cent fue una de las grandes apuestas del anterior Gobierno local. El ‘mimo’ que le dedicó a una de las transformaciones urbanísticas más polémicas de la ciudad genera luces y sombras. Un año después de la finalización de las obras —terminadas a contrarreloj—, puede apreciarse como el estado de los bancos, papeleras y zonas ajardinadas deja mucho que desear.
Cuesta encontrar una calle donde la mayoría de plantas no estén en mal estado: o pisadas, o arrancadas, o con los cables por los suelos. Una imagen que no hace justicia a lo que Colau prometió. Es un trabajo colectivo de los barceloneses y turistas cuidar el entorno, pero la responsabilidad del Ayuntamiento de Barcelona es arreglar las zonas ajardinadas de la superilla del Eixample.