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Gavà convive, desde hace años, con un grave problema que amenaza la supervivencia de sus playas. Se trata de la regresión del mar, consecuencia de la ampliación del Port de Barcelona (entre otros factores), que desvió el curso natural del río Llobregat y de sus sedimentos.

Pese a que el municipio recibe anualmente 20.000 metros cúbicos de arena para sus playas –por un valor de 260.000 euros–, la fuerza de la naturaleza sigue demostrando que no es suficiente.

Las imágenes hablan por sí solas. A pocos días de despedir el año, en la playa de Gavà los efectos de la regresión son palpables. Unos hechos que reflejan, una vez más, la vital necesidad de apostar por acciones más ambiciosas para no perder un espacio vital para la cohesión social y de un valor natural y paisajístico indiscutible.