Independizarse no es algo fácil y los que están en ello lo sabrán. Al principio solo piensas en las ventajas de vivir solo, entrar y salir cuando quieres, no tener que sucumbir a las normas de tus padres... pero pronto te das cuenta que también has dejado atrás comodidades que nunca volverán. Llegar a casa y tener la comida hecha, la ropa planchada, la lavadora puesta, y sin contar los domingos de limpieza, que se convertirán en tu nuevo plan de fin de semana.
También te pasarán cosas en la cocina dignas de reportaje desde pequeños incendios hasta quemar las palomitas en el microondas o reventar una olla. ¿Te sientes identificado con alguno de estos casos?