Este domingo, 23 de junio, se celebra Sant Joan 2024, una de las noches más especiales del año. Con el encendido de las fogatas empiezan las verbenas en las calles de los barrios de Barcelona y, paralelamente, las cenas populares, donde no puede faltar la tradicional coca de Sant Joan. Son muchos los que disfrutan de este popular dulce en compañía de los amigos o la familia, pero pocos los que conocen el origen de esta tradición milenaria. Por eso, a continuación, Metrópoli te explica por qué comemos coca la noche de Sant Joan.
Origen de la tradición
¿Por qué comemos coca por Sant Joan? Para entender esta tradición debemos remontarnos a épocas paganas, cuando las familias preparaban este tradicional dulce en sus casas para después ofrecerlo al Dios del Sol. El motivo principal era para agradecerle a esta divinidad que, después de la noche más corta del año, volviera a amanecer al día siguiente. Antes, era frecuente comerse la coca de Sant Joan acompañada de vino dulce o rancio, pero hoy estas bebidas han ido dejando paso al cava.
Forma de sol
Antiguamente, la coca de Sant Joan era redonda y tenía un agujero en el medio –parecida a la coca de Sant Antoni– para representar la forma del sol, una reminiscencia clara del culto a este ‘poderoso’ astro. Con el paso del tiempo, este diseño se ha acabado perdiendo y ahora las cocas tienen la popular forma ovalada que todos conocemos. La coca moderna, como la conocemos actualmente, se incorporó a las verbenas en 1860, y hacia 1900 ya era un elemento esencial.
En sus inicios, las cocas que se consumían durante esta festividad se amasaban en casa y se llevaban a los panaderos para que las cocieran. En el campo, estaba la creencia de que se tenía que consumir en el exterior, porque comérsela bajo tejado traía desgracias. La tradición dice que la coca de Sant Joan tiene que tener un tamaño canónico, el doble de largo que de ancho, y debe tener los ángulos redondeados. Según el cocinero Ignasi Doménech, la proporción entre la anchura y la longitud de la coca es igual a la proporción entre el día y la noche en Sant Joan.
Tradicionalmente, se decora con fruta confitada y piñones. Aunque se puede rellenar de muchas confituras dulces: las más comunes son la crema y el mazapán, pero también hay quien la rellena con nata y productos más creativos.