Para algunos, el confinamiento de marzo de 2020 supuso un antes y un después. Un brusco cambio en sus vidas. Muchos aprovecharon aquel momento para retomar aficiones, otros descubrieron el significado de la palabra ‘teletrabajo’ y algunos pocos se aventuraron a abrir su propio negocio. Así empezó la historia de Fast Eddie’s, la nueva hamburguesería de moda de Ciutat Vella.

La insólita situación de aquel entonces llevó a Edward White, procedente de las caribeñas Islas Vírgenes, a reinventarse en Barcelona. De forma improvisada y poco medida, se puso a vender hamburguesas de pollo frito a domicilio sin apenas recursos. Empezó con una producción de 20 a la semana para poder pagar el alquiler: “Tenía una situación muy complicada”, relata a Metrópoli.

Poco a poco fue ganando fama, lo que llevó a Eddie –nombre con el que se presenta– a pasar de preparar comandas solo los fines de semana a hacerlo también entre semana. Tras asociarse con una empresa dedicada al servicio de entregas, su proyecto se volvió más ambicioso. Llegó a tal punto que había días en que se le agotaba todo el producto, lo que dejaba a muchos sin poder probar sus hamburguesas.

Edward White (a la derecha) en Fast Eddie's Nicolau Alvarez

A través de su cuenta @fasteddiesfood –con la que gestionaba los pedidos– y del boca a boca de los clientes, este pequeño negocio empezó a coger forma y a ganar seguidores. Lo que llevó a Eddie unos meses después a abrir su primer local en Barcelona de la mano de sus socios Matt and Carla Luck (de la coctelería Carlos y Matilda): una hamburguesería bautizada como Fast Eddie’s. Bajo el letrero se anuncia su especialidad: ‘Burgers and Fried Chicken’.

Carta del Fast Eddie's

En el local, Eddie ofrece una carta con cinco opciones de hamburguesa: la Smash Cheese Burger –simple o doble– con carne del mercado de Santa Caterina, queso, pepinillo encurtido, kétchup y mostaza, al más puro estilo McDonalds pero de calidad; la famosa hamburguesa de pollo frito con la que empezó todo –rebozado con panko para mejorar el crujiente–; la vegetariana de coliflor y cebolla; y la de merluza, que solo está disponible los viernes. A la oferta se suman, además, las patatas fritas caseras cortadas a mano.

Doble cheeseburger de Fast Eddie's Edward White

Hamburguesería de los expats

En Fast Eddie’s tienen un importante peso los clientes extranjeros afincados en Barcelona, conocidos como expats. Cada día forman largas colas para probar sus hamburguesas, “una versión mejorada del McDonald’s, mucho más urbana”, apunta Eddie a este medio. Su cocina, abierta de forma ininterrumpida de 14:00 a 23:00 horas, no ofrece delivery, el modelo de servicio con el que se inició en el mundo gastronómico.

Pese a ser consciente de la pérdida de oportunidad de negocio que esto supone, Eddie lo rechaza tanto por motivos prácticos como estéticos. “Quiero centrarme en el cliente físico al 100%”, el mismo que hace un “esfuerzo en venir aquí” y que desde el restaurante deben corresponder con una atención completa. “En el momento en que empiezas con el delivery pierdes la atención exclusiva al cliente, que puede ver como se sirve antes un pedido para un rider que el plato que pidió con anterioridad”. Además, el local es tan pequeño que es casi imposible compaginar el cliente presencial con el delivery.

Interior de la hamburguesería Fast Eddie's de Ciutat Vella (Barcelona) Nicolau Alvarez

Estilo urbano con cocina abierta

El local, ubicado en el número 6 de la transitada calle Carders del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, es todo un éxito. Las colas se han convertido en el sello de identidad de esta hamburguesería, decorada con un toque industrial y un estilo urbano inconfundible con la cocina a la vista. No tienen neveras, un detalle que les obliga a trabajar cada día con producto fresco. Compran según lo que prevén que van a utilizar, para que no les sobre de nada: “lo preparamos todo de forma manual”.

Los vasos son de cartón, al estilo burguer americano, y prácticamente todo lo que utilizan es casero. Las salsas, excepto el ketchup Heinz, las hacen en el local por la mañana, y las hamburguesas se preparan al momento. El boca a boca ha logrado que el local sea frecuentado por barceloneses, expats y también turistas atraídos por las colas y el olor que se difumina por las callejuelas del barrio de Sant Pere. Para no morir de éxito, Eddie ya prepara nuevos planes de expansión de negocio que se darán a conocer en los próximos meses.