En el corazón del barrio de Sants, Barcelona, se encuentra un rincón que ha mantenido viva la tradición y el sabor de la ciudad durante décadas: la Bodega Montferry. Ubicada en el Pasaje de Serra i Arola número 13, esta pequeña y acogedora bodega ha sido, desde su apertura en 1965, un lugar donde los vecinos de toda la vida y los curiosos visitantes se reúnen para disfrutar de una gastronomía auténtica y de calidad. Entre las delicias que ofrece, hay un plato que destaca y que ha comenzado a captar la atención de los turistas: los bocadillos de capipota.
El capipota, una receta tradicional catalana a base de la cabeza y las patas de ternera, es un guiso lleno de sabor, con una textura gelatinosa y un gusto profundo. Aunque es un plato que para muchos puede sonar exótico, en la Bodega Montferry lo han convertido en una auténtica joya gastronómica, sirviéndolo en bocadillo y haciéndolo accesible para todo tipo de paladares.
Tradición en cada bocado
La Bodega Montferry no es solo un lugar donde se come bien, sino un espacio que conserva la esencia de las bodegas de antaño. El ambiente es familiar y acogedor, con mesas de madera y una decoración que recuerda a los tiempos en los que este tipo de establecimientos eran un punto de encuentro imprescindible en los barrios. Tanto los clientes habituales como los turistas que se aventuran a descubrirla coinciden en que comer allí es como hacer un viaje al pasado, a una Barcelona más auténtica.
Los bocadillos de capipota son, sin duda, el plato estrella. Preparados con mimo y servidos en pan crujiente, la combinación de sabores es sorprendente y deliciosa. La carne, cocida a fuego lento, se deshace en la boca, mientras que el aliño, con un toque de ajo y perejil, realza el sabor del guiso. Es un bocadillo que, aunque tradicional, ha sabido adaptarse a los gustos modernos sin perder su esencia.
Un lugar para turistas y locales
Aunque la Bodega Montferry siempre ha sido un lugar de referencia para los vecinos de Sants, en los últimos años ha empezado a atraer la atención de turistas que buscan experiencias gastronómicas auténticas y fuera de los circuitos más turísticos de Barcelona. La fama de sus bocadillos de capipota ha traspasado fronteras, y ahora es común ver a extranjeros disfrutando de este manjar típico catalán.
Además de los bocadillos de capipota, la bodega ofrece una amplia selección de tapas y vinos que complementan a la perfección cualquier comida. El ambiente relajado y el trato cercano del personal hacen que la experiencia sea aún más especial. Los clientes se sienten como en casa, disfrutando de una buena charla mientras degustan platos de calidad.
Un rincón con historia
La historia de la Bodega Montferry es, en muchos sentidos, la historia de Sants. Desde su fundación en 1965, ha sido testigo de los cambios del barrio y de la ciudad, pero ha sabido mantener su esencia y adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su autenticidad. Es un lugar que ha pasado de generación en generación, y que sigue siendo un punto de encuentro para los amantes de la buena comida.
Si estás en Barcelona y quieres vivir una experiencia gastronómica genuina, la Bodega Montferry es una parada obligatoria. Sus bocadillos de capipota, llenos de sabor y tradición, son la mejor manera de conectar con la cultura catalana en un entorno que te hará sentir parte de la historia de la ciudad.