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Barcelona conserva un bar de tapas y cerveza, situado en el centro, que se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad. 

Por sus mesas han pasado políticos, miembros del bando republicano, de la burguesía catalana... jóvenes y no tan jóvenes preparándose para salir de fiesta en las décadas de los 80 y 90.

Se trata del Velódromo y es que, aunque se trata de un bar histórico, también le han pasado factura los años y dicen que "ya no es lo que era". 

Clientes desayundando en El Velódromo / RP

La esencia del bar

Si caminas entre las calles Enric Granados y Villarroel verás un gran letrero clásico a la entrada y una vez pongas un pie dentro, a tu izquierda una barra. El primer piso es de madera, con sofás, sillas y una mesa de billar. En el centro, una gran escalera que no pasa desapercibida, conduce a un segundo piso con mesas de época y alguna que otra silla de colores llamativos que no encaja con el ambiente del local.

Aunque todavía mantiene la esencia, si te fijas, podrás ver detalles como logotipos actuales que dejan clara la huella de Moritz, quien compró del bar y lo reabrió en 2009.

Un bikini del Bar Velódromo GOOGLE MAPS

Tapas y cerveza

Si hay algo que destaca del bar, además de la cerveza, son sus tapas, muy variadas. Desde croquetas, hasta bombas, pasando por gildas y matrimonios. 

Si eres amante de la historia y la gastronomía, sin duda, hacer una visita a Velódromo es una buena opción. 

El Velódromo combina elementos originales, como este ventanal, con elementos novedosos como carteles luminosos / RP

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