Barcelona es una ciudad donde la gastronomía juega un papel protagonista. Entre restaurantes de lujo, bares de tapas de toda la vida y propuestas innovadoras que mezclan tradición y vanguardia, encontrar un lugar que combine calidad y precios razonables no siempre es sencillo.
Sin embargo, en el corazón de Sant Gervasi, un barrio asociado al confort y la exclusividad, ha surgido una excepción que está dando que hablar: Fleming Ultramarinos.
El entrenador del Fútbol Club Barcelona, Hansi Flick, ha sido uno de los últimos en dejarse seducir por este restaurante, donde se puede disfrutar de una experiencia gastronómica de primer nivel por unos 30 euros por persona.
Una mesa lista para comer en el restaurante Ultramarinos Fleming de Barcelona
Un concepto que mezcla lo clásico y lo moderno
Fleming Ultramarinos no es un local más. Su propuesta rinde homenaje a los antiguos ultramarinos de barrio, esos comercios donde las conservas, los embutidos y los quesos eran los protagonistas. Aquí, sin embargo, se reinterpretan bajo la mirada de la cocina contemporánea.
La primera impresión la da la barra central, donde los productos de alta gama —como mortadela trufada, anchoas del Cantábrico o quesos curados— se exhiben como en un escaparate gastronómico. De ahí parten hacia una carta que combina tapas clásicas con creaciones de autor que sorprenden tanto al paladar como a la vista.
Entre los platos más comentados por los clientes habituales están las gambitas de cristal con huevo frito, la pluma ibérica a la brasa o un arroz de alcachofas y gambas que ya se ha convertido en uno de los iconos de la casa.
Plato del restaurante Ultramarinos Fleming en Barcelona
Comer bien sin arruinarse
Uno de los secretos del éxito de este restaurante es que ha sabido mantener precios accesibles en un contexto en el que la restauración de Barcelona vive una escalada de tarifas. Mientras en muchos locales de Sant Gervasi o Sarrià comer puede superar fácilmente los 60 euros por persona, en Fleming Ultramarinos la media se sitúa en 30 euros, incluyendo entrantes, plato principal y postre.
Este equilibrio entre calidad y precio es precisamente lo que ha llamado la atención de Hansi Flick, que, según fuentes cercanas, buscaba un lugar donde disfrutar de la cocina local sin caer en los excesos del lujo gastronómico que abunda en la zona alta de la ciudad.
Albóndigas con sepia en el restaurante Ultramarinos Fleming de Barcelona
El barrio: tradición burguesa y nuevas tendencias
Sant Gervasi, donde se ubica el restaurante, es uno de los barrios más acomodados de Barcelona. Sus calles tranquilas, llenas de comercios de proximidad, conviven con restaurantes de alta gama y cafeterías que marcan tendencia.
Aunque tradicionalmente se ha asociado a familias de alto poder adquisitivo, en los últimos años el barrio ha experimentado una transformación que lo ha acercado a un público más joven y cosmopolita. Fleming Ultramarinos es un buen ejemplo de ello: un lugar donde coinciden vecinos de toda la vida, nuevos residentes internacionales y, de vez en cuando, algún rostro conocido del deporte o la cultura.
Postre en el restaurante Ultramarinos Fleming de Barcelona
Un local con encanto
El diseño del espacio también merece mención. El local es luminoso y acogedor, con un ambiente relajado que se aleja de la ostentación habitual en algunos restaurantes de la zona alta. La idea es que los comensales se sientan en casa, ya sea para una comida rápida al mediodía o para una cena más pausada.
Los postres caseros ponen el broche final: desde un flan de receta tradicional hasta un coulant de chocolate blanco con pistacho que ha conquistado a los más golosos.
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