Con lágrimas en los ojos y bajo tratamiento psicológico, un vecino de Vallcarca, Feliciano Castillo, ha acudido a la primera audiencia pública de este 2018 del distrito de Gràcia. Hastiado. Al límite. “Lamento que esta situación la tengamos que presentar así”, ha empezado frente al regidor Eloi Badia, señalado como el responsable de sus problemas.
El infierno de los vecinos de la calle Bolívar empezó el 13 de diciembre de 2017 cuando un grupo de aproximadamente 15 supuestos delincuentes de unos 25 años okupó una finca del Ayuntamiento en la avenida Vallcarca que en su momento había sido un túnel de lavado y ahora pretende convertirse en un punto verde.
Se trata, según los vecinos, de una banda organizada de delincuentes problemáticos que roban en el barrio, gritan y se emborrachan hasta altas horas de la madrugada. Tal como han contado los vecinos a Metrópoli Abierta, han presenciado maltratos a mujeres y los mismos vecinos han recibido amenazas. Por eso han llamado a la policía en reiteradas ocasiones y han mandado un burofax a la alcaldesa, Ada Colau.
Hartos de la situación, después de haber agotado todas las vías para echar a la supuesta “familia”, han expuesto su caso frente al consistorio, que ya conocía de antemano el caso. “Cuando llega la policía fingen ser una 'familia feliz'. Me da por pensar que hay una connivencia política aquí”, ha comunicado Feliciano Castillo quien, después de esto, “ya no tiene muchas esperanzas”.
ELOI BADIA, TAJANTE
Eloi Badia ha respondido a los vecinos de forma fría y tajante. “Voy a ser tan claro como lo has sido tú”, le ha contestado el regidor. “Ya hemos iniciado el expediente de reversión de esta ocupación”. Según Badia, ya se les ha comunicado a los ocupantes del solar que deben desalojar el espacio y están trabajando ahora en “la escolarización de los niños del solar y en las tarjetas sanitarias porque servicios sociales han detectado que hay personas vulnerables”.
“Connivencia, ni una”, ha añadido el regidor especificando que la Guàrdia Urbana “está informada de la situación”. Sin embargo, otro de los vecinos, Paco Escudero, ha explicado a Metrópoli Abierta que han llamado a la policía en reiteradas ocasiones y “nunca ha venido nadie”.
“Desde diciembre que no puedo dormir más de cuatro horas diarias por miedo. Así estamos muchas familias... pared con pared”, ha replicado Escudero en la audiencia. El hartazgo empezó el 19 de diciembre cuando los okupantes “robaron los tubos de plomo y dejaron escapar el gas”. Después de eso, además, “cogieron la luz del punto de luz de la calle Vallcarca”, ha explicado Escudero. En ese momento, los vecinos presentaron una denuncia colectiva y se la mostraron al Ayuntamiento.
Según Badia, el consistorio se ha ceñido al “procedimiento reglado” y no pudieron hacer el desahucio exprés porque “hubo una descoordinación” y no consiguieron “acreditar el tiempo transcurrido desde que ocuparon el solar”. Por eso, “se aplicó el procedimiento de oficio y ahora los ocupantes podrán presentar alegaciones”, han explicado.
Los vecinos de Vallcarca han denunciado, en esta línea, ser “la parte degradada y olvidada del Distrito de Gràcia”. Badia se ha comprometido a poner fin a la situación. Mientras, la agonía se alarga en un barrio donde cada día hay más asentamientos. “Ahora estoy aquí con miedo porque puedan estar ocupando mi casa”, ha suspirado Escudero. Acongojado, abatido.
En Gràcia, Badia es cada día más impopular. Muchos sectores están hartos de su gestión. Entre ellos, el de la restauración, que solicita diálogo entre restaurantes, bares y vecinos para una mejor convivencia.