Pese a que Gràcia es conocido por ser uno de los lugares más activos en lo que hace referencia al ocio de Barcelona, tanto diurno como nocturno, la realidad es que el distrito esconde diferentes secretos capaces de sorprender a cualquiera. Uno de ellos es el bautizado como jardí del Silenci, situado en el carrer de l’Encarnació 62, uno de los más característicos de la ciudad.

Asentado sobre un antiguo convento de monjas, este jardín se ha convertido en uno de los secretos mejor guardados del barrio. Además de uno de los iconos de lucha por parte de los vecinos del barrio de Gracia contra las autoridades.

UNA HISTORIA MUY DIFERENTE

Sin embargo, la historia pudo ser muy diferente. Una vez el convento de monjas que allí se encontraba cesó su actividad, fue una inmobiliaria la que se encargó de su compra. Con la intención de convertir este tranquilo espacio en un parking de seis plantas con el que solventar uno de los principales problemas a los que se enfrenta Gràcia de manera diaria: los continuos problemas de aparcamiento en sus barrios. Sin embargo, esto iba a traer un inconveniente, derivado del incremento del tráfico de los coches. 

No en vano, fueron los propios vecinos los que iniciaron un levantamiento para frenar esta construcción e instar a que el distrito de Gràcia comprara el terreno y lo convirtiera en un centro cívico. Un total de 7.000 firmas recogidas por los propios vecinos fueron más que suficiente para convencer a los organismos públicos. 

ABIERTO AL USO VECINAL

Actualmente, el espacio se gestiona a través de la asociación Salvem el Jardí y el jardín queda abierto completamente para el uso de los propios vecinos. 

Actualmente, son muchos los talleres, charlas y exposiciones que se celebran en su interior, actuando como uno de los espacios culturales más activos de todo el barrio. Además de diferentes eventos culturales, como las clases de yoga o de pilates que se celebran en su interior. 

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