Joan Callau: "Barcelona tiene una deuda histórica con la Mina"
El alcalde de Sant Adrià del Besos pide más compromiso a Ada Colau
17 febrero, 2020 00:00Noticias relacionadas
Sant Adrià del Besòs, municipio limítrofe con Barcelona y Badalona, es el hermano pobre del Área Metropolitana de Barcelona. Lo dice Joan Callau, alcalde desde 2013. Nacido hace 60 años en la Cataluña rural, en Santa Coloma de Queralt, entró como concejal de urbanismo en 1995. En Sant Adrià, algunos conflictos parecen eternos. En la Mina, los problemas de pobreza y drogadicción han repuntado y Callau pide más compromiso a Barcelona. La respuesta de Ada Colau, su alcaldesa, no ha sido la esperada.
¿La recuperación del Besòs y la apertura al mar han sido los grandes logros de Sant Adrià en los últimos años?
Sí. Sant Adrià, hoy, no tiene nada que ver con la población de hace unos años. El desastre ecológico de una industria de Montornès del Vallès por el incendio de una planta química ha sido contrarrestado porque hay depuradoras en el Besòs.
¿Qué transformaciones quedan pendientes en Sant Adrià?
La gran prioridad es recuperar el espacio alrededor de las tres chimeneas. Es un espacio privado, situado al lado del mar, que nadie comprará y queremos iniciar un proceso de transformación urbanística. La otra prioridad está centrada en la avenida de Sant Adrià, con la instalación de un cable submarino de fibra óptica para adaptarnos a las nuevas tecnologías. Hasta ahora, en el Ayuntamiento de Sant Adrià hemos hecho trabajos oscuros, pero la nuestra es una de las poblaciones mejor conectadas con el transporte público. Estamos a 20 minutos del paseo de Gràcia en metro y a 12 minutos de la plaza de Cataluña en tren. Éste es uno de nuestros puntos fuertes que debemos potenciar. Actualmente estamos construyendo un apartamento-hotel y levantaremos un hotel de la cadena Hard Rock.
¿Y el futuro de las tres chimeneas?
Pasa por un barrio que debe alternar la actividad económica con vivienda nueva. Es un sitio icónico de Sant Adrià y el Área Metropolitana de Barcelona, y buscamos un proyecto atractivo para las tres chimeneas. Queremos dinamizar la zona con nuevas oficinas y potenciar la actividad económica.
El proyecto de ampliación de la Ciudad Deportiva del Espanyol se paralizó con la crisis. ¿Hay riesgo de que el club traslade sus instalaciones y se vaya de Sant Adrià?
No. La Ciudad Deportiva Dani Jarque está parada. Hace 15 años había un plan para ampliar las instalaciones, pero se hizo con una coyuntura económica y unas dinámicas distintas a las actuales. En las negociaciones acordamos entonces que el Espanyol debía mantener sus instalaciones en Sant Adrià durante 40 o 50 años. Ahora tenemos el reto de explorar nuevos caminos, aprovechando el boom del fútbol femenino.
Hay asuntos mucho más delicados, como el rebrote de la inseguridad y la violencia en la Mina.
Debemos encontrar una solución al edificio Venus e implicar a todas las administraciones para resolver las necesidades de la Mina. Hemos de superar el problema del barrio, que siempre es protagonista cuando revienta, como crónica negra. La Mina supone entre un tercio y una cuarta parte de la población de Sant Adrià. El año pasado, por servicios sociales, pasaron más del 16% de los ciudadanos de Sant Adrià. Es como si todo Nou Barris, todo el Raval y 3.000 habitantes de Barcelona pasaran por servicios sociales. En la Mina hay un problema de pobreza y de drogas.
Es un problema eterno. ¿Tiene solución?
Sí, pero hemos de intervenir. Antes superábamos las crisis gracias a la construcción. Muchos habitantes de la Mina trabajaban en este sector como mano de obra. Ahora sufren mucho las personas del barrio que no tienen una cualificación profesional. La Mina necesita un plan de choque social, con un eje muy potente que es la inserción social. El Consorci de la Mina ya tiene programas de inserción que han funcionado incluso en los momentos más duros de la crisis, pero el problema también requiere la intervención de administraciones supramunicipales. Puede ser que algunos barrios, y no solo determinadas capas sociales, queden totalmente desenganchados cuando superemos la crisis.
¿Por qué no se ha derribado el bloque Venus?
Porque faltan recursos y contratar un equipo de gestión. Estamos trabajando con la conselleria de Benestar. En el bloque Venus viven unas 240 familias y lo ideal sería tener los recursos para ver dónde realojamos a cada familia. Hay muchos perfiles distintos y no se puede dibujar ahora la solución.
En la Mina han cambiado las jerarquías y se han instalado nuevas mafias. ¿Le preocupa que sea un nuevo foco de negocio relacionado con el mundo de las drogas?
Yo no puedo hablar de mafias, pero sí tengo datos. La sala de venopunción de la Mina reparte cada día una cuarta parte de las jeringuillas oficiales que se distribuyen en Cataluña. Es evidente que tenemos un problema de consumo y, por tanto, de venta. Ya hemos superado las situaciones tan degradantes del pasado verano, pero no podemos relajarnos. En Sant Adrià se reparten 250.000 jeringuillas.
¿Qué pide el alcalde para mantener la presión contra el narcotráfico?
Pedimos más implicación policial. En Sant Adrià hacemos lo que podemos y este año hemos aumentado el cuerpo de la policía local con 11 agentes más. En el ámbito metropolitano pedimos más implicación de los Mossos. El jefe de la policía autonómica considera que los problemas de la Mina, el Raval, Sant Cosme y Sant Roc se deberían tratar como una unidad. Me he reunido con Albert Batlle, jefe de Seguridad de Barcelona, y queremos profundizar en la actual línea de trabajo.
¿Se entiende mejor con Albert Batlle que con los comunes, a quienes les explotó el problema de la inseguridad en Barcelona?
Le voy a responder en positivo. Con Albert Batlle sintonizo y me entiendo mejor. No comparo con nadie.
Pero en Barcelona se han perdido algunos años por la mala gestión del gobierno municipal.
Lamentarse no sirve de nada. Intento ser una persona positiva.
¿Ser una población fronteriza con Barcelona es una ventaja o un inconveniente?
Estar al lado de Barcelona es un inconveniente y, al mismo tiempo, una ventaja. Lo peor son las propias dinámicas de Barcelona, que acaba expulsando cosas que llegan a Sant Adrià. La parte positiva es que gracias a Barcelona tenemos el Campus Universitari, que es muy potente. También nos benefició, gracias a Joan Clos y Jordi Hereu (ex alcaldes de Barcelona), la reforma del margen derecho del Besòs. Antes era un solar, un vertedero al aire libre, y ahora tenemos una universidad. Y también es verdad que construyeron una incineradora.
Barcelona también construyó la Mina.
Sí, algo impensable en democracia. Barcelona tiene una deuda histórica con Sant Adrià por la Mina. Por eso voy detrás de Ada Colau para que se implique.
¿Ha encontrado receptividad en el Ayuntamiento de Barcelona?
Me ha costado mucho. A veces no he encontrado la receptividad necesaria. Últimamente lo hemos desatascado tras una reunión, que fue bien, con la concejal de Vivienda, Lucía Martín.
¿Qué papel interpreta Sant Adrià en el Área Metropolitana de Barcelona?
Nosotros somos los pequeños del área metropolitana. Estamos en un núcleo de grandes ciudades como Barcelona, L’Hospitalet y Badalona. En esta parte del Barcelonès Nord hay una concentración de barrios con una alta conflictividad en Badalona, Santa Coloma y Sant Adrià que requiere una implicación real. A Barcelona le ha faltado empuje y liderazgo. Cuando Barcelona empuja, arrastra a todo el mundo. Se tiene que abordar, por ejemplo, el problema de la vivienda. San Adrià tiene el 35% de la vivienda de protección oficial y otro 4% son viviendas sociales. Cada ciudad tiene sus problemáticas. Cuando la gente de Sant Adrià promociona, va a vivir a otra ciudad. No acabamos de salirnos. Necesitamos un plan estratégico con el AMB.
¿Cuáles son las prioridades del AMB?
Las políticas de vivienda, de medio ambiente y la promoción económica. El AMB nos ha ayudado mucho. En los años duros, durante el anterior mandato, dedicamos cinco millones de euros a temas de inserción laboral y promoción económica de Sant Adrià. El dinero precedía de la Diputación y el AMB. Las otras administraciones no estaban ni se las esperaban. Por las guarderías pasaron de pagarnos 1.800 euros al año por niño a pagarnos cero euros. Esto lo hemos asumido nosotros como ayuntamiento. Estamos muy solos. Gracias a la Diputación y el AMB hemos resistido.
¿El futuro de Barcelona es metropolitano?
Sí. Lo importante son las ciudades. Convergència y Jordi Pujol se cargaron la Corporación Metropolitana y la misma Convergència aprobó la Ley del Área Metropolitana de Barcelona. Tenemos el agua y el transporte en común. Hay ciudades que quieren entrar en el AMB. Es un ente muy dinámico que ayuda a reequilibrar. Al Barcelonès Nord le falta más implicación.
El partido más votado en el área metropolitana es el PSC. ¿Tiene mucho poder Colau?
No. Lo hizo muy bien el vicepresidente Balmón. Hizo un buen pacto. El área metropolitana no es un parlamento y no puede imponer a un alcalde cómo debe hacer las cosas. Establece líneas comunes. Es muy diversa y potente. Cuanto más nos alejamos, más se percibe una visión global de Barcelona. El Barça y Barcelona son dos marcas muy conocidas en todo el mundo. Y debemos aprovecharlo.
¿Cuándo es la última vez que se reunió con Colau?
No hace mucho. Me reúno más con Janet Sanz por temas del Consorci.
¿Los comunes son más progresistas que el PSC?
No, no, no. Si hay algún partido progresista es el PSC porque ha ido transformando los pueblos y las ciudades. Cuando entraron los comunes, parecía que nadie había hecho nada y se habían recuperado las ciudades, se habían hecho espacios verdes, políticas sociales, de vivienda, etc. Al final, ellos reconocieron que no llegaron a un desierto. El verdadero elemento transformador en el mundo es la socialdemocracia, porque combina libertad y justicia social. En el mundo hay tres grandes modelos: el chino, el norteamericano y el europeo, el que apoyamos nosotros. También me sorprende que los mismos ciudadanos europeos nos estemos cargando el estado del bienestar porque triunfa el discurso liberal de que el estado es negativo e interviene mucho. Sin el estado no hay atención médica, seguridad y educación para las personas con menos recursos.
Los comunes han hecho bandera de los procesos de remunicipalización de los que usted se ha desmarcado.
En los años que llevo de alcalde, nunca he tenido que hablar con los vecinos de problemas de suministros. De problemas con el agua. La compañía que cuida mejor los fondos sociales para la pobreza es Aigües de Barcelona. Hemos de buscar el mejor servicio posible. No creo en las imposiciones. Los JJOO, por ejemplo, no hubieran sido posibles sin la colaboración público-privada.