La vuelta al cole de 2020 será especial. Extraña. Distinta. Con muchas dudas e incertidumbres. Con “miedo”, en algunos casos, a rebrotes generalizados. El lunes 14 de septiembre, 179.574 niños (entre P-3 y cuarto de ESO) de 412 colegios, según las cifras del Consorci d'Educació de Barcelona, irán a clase en la capital catalana. En 2020, el curso, curiosamente, comenzará con 1.087 alumnos más que en 2019.
Los centros escolares deberán seguir algunas normas básicas e improvisar nuevos escenarios. La obsesión por las mascarillas, los geles y las bolsas de tela supera la ilusión por estrenar una mochila o material escolar. Antes de que las escuelas abran sus puertas en Barcelona y su área metropolitana, al menos siete ya están en cuarentena. Si un niño tiene fiebre, no podrá acceder al colegio. Si le sube la temperatura dentro del centro, será enviado a una sala de aislamiento hasta la llegada de un familiar.
LA GESTIÓN DE BARGALLÓ, BAJO SOSPECHA
"La escuela será el sitio más seguro para los niños cuando salgan de sus casas", sostiene el conseller de Educació de la Generalitat, Josep Bargalló. "La vida escolar será lo más normal posible en un contexto que es anormal", añade. Su gestión ha sido muy criticada por la oposición. También por los docentes. "Los profesores estamos a la expectativa. Hay muchas dudas. La Generalitat ha dado algunas normas generales, pero no contempla muchas variables. Cada centro se ha organizado a su manera, con la mejor voluntad", comenta Josefina, profesora con una experiencia de casi 30 años.
El sindicato mayoritario de trabajadores de la educación es USTEC-STEs. Ramon Font, portavoz nacional, dice que el panorama es muy preocupante y se muestra muy crítico con las medidas adaptadas por el departamento de Educació. En Barcelona y su área metropolitana, con una alta densidad, los riesgos son mayores.
LA DISTANCIA DE SEGURIDAD DESAPARECE
“Estas zonas son las que tienen las ratios más llenas y donde cuesta mantener más la distancia de seguridad. En el ámbito educativo ha desaparecido la expresión distancia de seguridad y se ha sustituido por grupos estables. No se ha hecho una reducción de ratios como la que hemos pedido”, recalca”. La propuesta del sindicato es de 10 alumnos por aula en infantil y primaria y de 15 en secundaria. La Generalitat, en cambio, ha decretado 20 alumnos en primaria y entre 25 y 30 en secundaria.
Font se muestra muy preocupado por los efectos que la apertura de las escuelas puede tener en la pandemia. El aspecto positivo es que la mayoría de niños son asintómaticos o tienen cuadros muy leves, pero sí son transmisores. El representante sindical asegura que en muchos cribados que se han llevado a cabo en el territorio catalán no se han hecho muchas pruebas a menores de 16 años". El Govern ha reservado 500.000 PCR para hacer durante dos meses en las escuelas.
COREA DEL SUR E ISRAEL
“Lo que haremos el lunes 14 de septiembre es movilizar a 1,5 millones de alumnos en aulas llenas (desde infantil hasta bachillerato y ciclos formativos), en muchos casos con 25 o 30 alumnos, y con las ventanas cerradas”. “No vemos que el plan propuesto por la Generalitat sea sostenible por no decir inviable”. El sindicato, que cifra en más de 8.000 los profesores en Barcelona, teme que el virus se pueda propagar de forma importante por las ciudades. “Se puede esconder todo debajo de las alfombras, pero a los dos días todo saldrá”.
Font cita dos ejemplos de países que han afrontado la vuelta a la escuela de distinta manera y el resultado que han tenido. En Corea del Sur, dice, las escuelas abrieron en mayo con un tercio de los alumnos y a finales de agosto volvían a estar cerradas. En este país de 51 millones, el pasado 7 de septiembre, había 21.432 contagiados y solo 341 muertos. El caso contrario es Israel, donde la apertura de las escuelas en agosto, con menos medidas que en Cataluña, se tradujo en un importante incremento de contagios, con más de 2.000 infecciones diarias. Israel, con 8,8 millones de habitantes, acumula 139.000 casos y 1.040 fallecidos.
CIERRES ANTES DE NAVIDAD
Desde USTEC-STEs se cifra el coste para hacer frente a la pandemia en Educación en Cataluña en 1.500 millones, pero ni de lejos se ha invertido esta cantidad. “El primer criterio del departamento es ahorrar y el segundo es ver cómo se hace frente a la pandemia”. Junto a la reducción de ratios en primaria y la creación de grupos estables, el uso de mascarilla es la principal medida para contener la pandemia en las escuelas. Font cree que los planes de la Generalitat son insuficientes y sostiene que se cerrarán muchos centros antes de Navidad.
La FAPAC es la federación de AMPA más grande de Cataluña. Aglutina 2.358 AMPA repartidos en más de 750 municipios y representan a casi medio millón de familias En conversación con Metrópoli Abierta, la presidenta de la FAPAC, Belén Tascón defiende la vuelta a las escuelas presencialmente para garantizar la igualdad y la no discriminación en el ámbito educativo. “Durante los meses de confinamiento se ha producido un aumento de las desigualdades” y teme un aumento del abandono escolar si se rompen los lazos con las escuelas. “La educación es un bien a proteger, un derecho fundamental”, añade Tascón.
GARANTIZAR LA PRESENCIALIDAD
Preguntada sobre si las medidas implantadas por la Generalitat serán suficientes para contener la pandemia en los centros educativos, Tascón dice que no lo sabe. Sí que defiende la necesidad de garantizar la distancia de seguridad y prefiere hablar de este concepto más que de grupo estables. Y para mantener la distancia, dice la presidenta de la FAPAC, hay dos maneras de hacerlo: reduciendo el número de alumnos por clase o incrementando los espacios. Según Tascón, las escuelas de las zonas con una mayor densidad de población son las que estarán más colapsadas, entre otros motivos por la presión demográfica.
La FAPAC pide a la administración que aplique las medidas decretadas y que no se queden en un anuncio. Una de las principales reivindicaciones es evitar las sobreratios. En secundaria, por ejemplo, los grupos de más de 30 alumnos son ilegales, y ya antes de la pandemia había en distintas escuelas. Tascón insiste en la necesidad de que se cumpla a rajatabla el uso de la mascarilla, el lavado de manos de forma habitual y el mantenimiento de la distancia de seguridad.
CADA CASA, UN MUNDO
Si se produce un nuevo confinamiento o un cierre masivo de escuelas, Tascón ve difícil que se pueda mantener el principio de igualdad y de no discriminación: “Cada casa es un agujero negro, un mundo. No todas las familias tienen el espacio físico en el que un alumno pueda estudiar. Puedes poner una tablet a todos los estudiantes, pero se puede dar el caso de que haya familias que no tengan donde ponerla”.
También hay muchos padres y madres que no pueden ayudar a sus hijos e, incluso, que no hablan ni catalán ni castellano. En casos de confinamiento, la FAPAC ve necesario habilitar espacios a los que puedan recibir clases los niños en situación de vulnerabilidad. Tascón ve viable hacer más actividades al aire libre porque se reduce el riesgo de contagio.
ESCUELAS DE EDUCACIÓN ESPECIAL
Las escuelas de educación especial, con 7.300 alumnos en Cataluña, encaran el regreso con muchas dudas e incertidumbres. La reclusión fue muy dura para los niños. Perjudicial para su evolución. En una escuela de Sant Andreu se crearon distintos grupos de whatsapp para notificar las tareas que debían seguir los alumnos. Y se enviaban fichas y enlaces por correo electrónico.
“En el caso de los niños con más dificultades se deben potenciar las sesiones de estimulación visual o auditiva. Recibieron enlaces de canciones y cuentos para que trabajaran en familia. La reclusión fue complicada para la mayoría de niños y familiares, pero no hemos detectados casos graves de inadaptación”, explica Anna (nombre ficticio), con muchos años de experiencia en este ámbito educativo. “Ha costado más que vuelvan a salir a la calle por miedo a los contagios”, añade.
PÉRDIDA DE LENGUAJE
La escuela ha detectado que los alumnos “han perdido lenguaje verbal en los últimos meses y han dejado de socializar”. “Ha habido una regresión en el lenguaje y los comportamientos”, recalca Anna. Desde el 1 de septiembre, tiene claro que la prioridad es “la seguridad de los alumnos y los profesionales (profesores, fisioterapeutas, psicólogos, logopedas…).
Los profesores de esta escuela ultiman los protocolos de actuación. Se preparan para trabajar con grupos estables. No será fácil. “Hay niños que no toleran nada en la cara”, comenta Anna, quien teme que algunos niños puedan perder sus mascarillas o quitárselas si se enfadan. “Tenemos niños con enfermedades asociadas, con bronquitis crónica”, remarca.
PROFESORES CON MIEDO
Anna admite que algunos profesores “tienen miedo” y lamenta, sobre todo, que los alumnos no puedan alternar la escuela especial con la ordinaria. “Prohíben la escolaridad compartida, pero los niños romperán los grupos estables cuando vayan a un parque”, lamenta la coordinadora, molesta por las lagunas de Bargalló, el conseller de Educació, sobre las escuelas especiales.
“Hay muchas dudas e incertidumbres, pero es positivo que los alumnos vuelvan a las escuelas. No solo para socializar y para que los padres puedan ir a trabajar. Los niños tienen que ir a la escuela para aprender y recibir estímulos”, sentencia Anna.
EL MALESTAR DE DINCAT
Dincat, la federación de entidades de discapacidad intelectual en Cataluña, lamenta el actual escenario. Mariona Torredemer, representante de los 60 centros, asegura que Dincat "lleva tiempo reclamando un plan específico y realista para una vuelta a las aulas de los centros de educación especial, con protocolos claros, criterios justos y recursos dignos".
La asociación critica que las administraciones han desatendido su petición de una dotación extraordinaria de plantilla "en un curso tan complejo" como el actual y que no se hayan concretado directrices sobre el transporte ni la demanda de más monitores de comedor y recreo.
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