Los pasajeros de la R1 de Rodalies que tienen por costumbre viajar mirando por la ventana, en lugar de hacerlo pegados a la pantalla del teléfono móvil, se habrán fijado que desde hace ya varios meses, en el tramo que va de Badalona a Sant Adrià de Besòs, justo delante del puerto deportivo, han ido apareciendo pequeños asentamientos muy cerca de las vías del tren.
Llaman especialmente la atención los numerosos huertos que han aflorado. En los terrenos anexos a la zona que ocupan los raíles, algunas personas han comenzado a sembrar frutas y hortalizas. Son dos hombres de edad avanzada y varios ciudadanos de origen asiático. Metrópoli ha podido hablar con uno de los primeros, que ha explicado que ambos reciben tratamiento médico por un cáncer y que de este modo se airean y despejan la mente. “Nos va bien mantener la cabeza ocupada pensando en otras cosas”, señala. Sus cultivos están en una parcela que es propiedad del Ayuntamiento de Badalona y tienen permiso del consistorio.
TERRENOS DEL AYUNTAMIENTO, ADIF Y DOS INMOBILIARIAS
Los de al lado, en cambio, ocupan un par de solares propiedad de las inmobiliarias Metropolitan House y Premier, que ya han proyectado dos edificios. Es por esto que los huertecillos fueron retirados hace semanas, aunque solo es necesario acercarse al lugar para comprobar que hay varios que vuelven a estar ahí.
A pocos metros, un hombre de nacionalidad cubana ha construido una barraca. Está al otro lado de las vías, en la parte más cercana al mar y en un espacio que pertenece a Adif. Se trata de una persona sin hogar que hace varios años que vive en la calle y que ahora está instalada en unas condiciones infrahumanas junto a las vías del tren.
DOS HOMBRES VIVEN EN LAS TIENDAS
Y en la zona más cercana a Sant Adrià, en el conocido como puente del Mare Nostrum, los vecinos aseguran que hay varias personas migrantes vivendo en tiendas de campaña. Aunque la realidad es que son solo dos hombres que están ahí porque no tienen nada más. Uno de ellos llegó a Barcelona desde el Magreb y lleva más de un año en el puente. La tienda la tiene desde hace pocos meses, cuando llegó el otro hombre, un cocinero valenciano que ha explicado a este diario que se quedó sin empleo por culpa de la pandemia y que ahora sobrevive realizando trabajos puntuales y vendiendo chatarra.
Durante el 2020 todavía vivía en una caravana que estaba estacionada junto al puerto deportivo, pero afirma que la Guardia Civil la retiró cuando le quitó también el permiso para permanecer ahí. Desde entonces vive en el puente, donde aún conserva algo de ropa, un teléfono móvil y una pequeña placa solar con la que obtiene la energía para calentar comida. Cuando necesita asearse acude al mismo puerto o a las instalaciones que los servicios sociales de la ciudad ponen a disposición de las personas sin hogar.
HAN ACEPTADO UNA ALTERNATIVA HABITACIONAL
Una situación que podría cambiar para ambos el próximo lunes. Y es que según han contado a Metrópoli fuentes del Ayuntamiento de Badalona, los dos habrían aceptado ya una alternativa habitacional.
Hasta ahora, los servicios sociales del consistorio les habían ofrecido acogerse a una de las plazas de emergencia de Can Bofí Vell. Algo que ambos habían rechazado. Pero desde la alcaldía aseguran que en los últimos días les han ofrecido otro lugar en el que alojarse, y que finalmente han dicho que sí. El lunes se reunirán de nuevo con los trabajadores sociales para acordar cuándo irán a su nuevo hogar. “Probablemente en unos días ya no estarán en la calle”, cuentan las mismas fuentes municipales.