La imagen es cada vez más habitual en los supermercados de Barcelona: la estantería del aceite de girasol, completamente vacía. Una situación que se viene repitiendo en las últimas dos semanas, después del estallido de la guerra en Ucrania, primer productor mundial de este producto. En España, el 60% de todo el que se consume viene de ahí.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la producción española de aceite de girasol es de 300.000 toneladas al año (en comparación con los 4,4 millones de toneladas anuales que produce Ucrania). A nivel estatal, las provincias de Sevilla, Cuenca y Burgos son las mayores productoras de esta planta. Pero no cultivan lo suficiente para todo el mercado nacional, hasta el punto que en 2020 España importó aceite de girasol por valor de 458,6 millones de euros, mientras que exportó tan solo 21,4 millones. Esto es así porque "para las explotaciones españolas no es rentable el cultivo del girasol, principalmente porque la tierra no es la adecuada", explica a Metrópoli Ramon Millàs, el gerente de Aceites Millàs, empresa aceitera con sede en Sant Pol de Mar, en la comarca del Maresme.
Para esta compañía especializada en la elaboración de salsas con base de aceite de girasol, principalmente la mayonesa, hay un problema de precios que se arrastra desde mucho antes de la invasión rusa de Ucrania. Según Millàs, en el último año el precio a pagar por el aceite de girasol para su fábrica se ha multiplicado por cuatro, encareciendo así también los productos que la empresa genera. "Hace meses que notamos un escaseamiento de grasas en el mercado. Además, estos aceites su usan también para hacer gasoil. España consume la misma cantidad de aceite para comer que para producir biodiésel, por lo que al final no queda tanto para los fabricantes", señala.
ARRASAN CON EL ACEITE EN LOS SÚPER
El sector teme que en las próximas tres semanas se agoten las reservas de aceite de girasol en España, un temor que se ha extendido entre parte de la ciudadanía, que ha arrasado con las botellas de este producto en varios supermercados de Barcelona. Como ha ocurrido en este Caprabo de la calle de Casp o en este Mercadona del Clot, tal y como muestran las fotografías tomadas por este diario. En algunos establecimientos han comenzado a limitar la venta:
Precisamente el presidente de Mercadona, Juan Roig, ha asegurado que el problema no es de desabastecimiento, sino de "acaparamiento" de algunos ciudadanos, ha pedido que "no hagan acopio" de productos como el aceite de girasol y ha recalcado que "problemas de falta de existencias no va a haber".
LOS CHURREROS TAMBIÉN LO NOTAN
Aun así, fabricantes de conservas como el atún, las anchoas o los berberechos, de bollería industrial, galletas y otros negocios como las churrerías han mostrado ya su preocupación. Así lo hace saber a este diario Jessica Cevallos, propietaria de las churrerías Jessy de las calles de Aragó y de Creu Coberta. Con el aceite de girasol prepara sus churros, patatas y cortezas. "Este es el que me va bien. No se quema tan rápido y deja un sabor menos fuerte que el de oliva", explica antes de aventurar: "Pero si continúa subiendo el precio o nos quedamos sin existencias, nos tocará cambiarlo".
Hasta hace a penas unas semanas, el bidón de 25 litros de aceite de girasol le salía a esa empresaria por 70 euros. Ahora ya está en 92 euros con 50 céntimos más IVA. "Por suerte compré hace poco un palet grande. Con este tengo para un par de meses, así que de momento no subiremos precios. Veremos que ocurre luego", cuenta a Metrópoli.
ALTERNATIVAS ANTE LA ESCALADA DE PRECIOS
Por su parte, mientras la FAO pronostica que los alimentos se encarezcan entre un 8% y un 22% por la crisis militar en Ucrania, Millàs plantea alternativas ante la escalada incesante de los precios. "Una opción sería autorizar el consumo de girasol de origen transgénico. Otra, que baje el porcentaje de aceites vegetales que se pueden meter en el gasoil. Y finalmente, reducir el consumo", enumera. Un último mensaje tranquilizador: "Si se agota el aceite de girasol, en el supermercado todavía habrá de otros tipos. Los clientes no tienen por qué preocuparse".