A lado y lado de la calle del Bruc, en el barrio de Bufalà de Badalona, el vecindario se enfrenta a dos casos de okupación. Uno provoca insalubridad y suciedad, el otro problemas en la convivencia. Lo explica a Metrópoli una de las vecinas afectadas.
En el número 31, el panorama es desalentador: el bloque está a medias. "No se acabó la construcción porque el constructor se declaró en quiebra. La Caixa embargó el edificio sobre el año 2011", explica la mujer, que reside en la portería de enfrente. Fue al año siguiente cuando empezaron a ver "movimiento".
"LAS AGUAS SUCIAS VAN AL PARKING"
En este caso, el problema no es el perfil de los okupantes. Como la misma vecina indica, "venían unidades familiares que no molestaban". La verdadera polémica es que los bajantes de las aguas sucias no están conectados al sistema de alcantarillados. ¿Consecuencia? "Todo cae al parking", informa la residente.
La fachada que da a la calle de Bruc muestra unos pisos "aparentemente terminados", aunque los huecos de las puertas y las ventanas están tapados de cualquier manera, "como ellos pudieron arreglar". Sin embargo, la vecina, preocupada, comenta: "Los balcones que dan a la parte de atrás no tienen ni barandilla". Deficiencias, por lo tanto, en salubridad y también en seguridad.
"AIRE IRRESPIRABLE"
El vertido de las aguas fecales le otorga al ambiente un "aire irrespirable": "Olores, mosquitos... Es insoportable". Incluso los negocios aledaños lo corroboran, ya que a veces sufren filtraciones.
Cuando Xavier García Albiol estuvo al frente de la alcaldía, un coordinador de barrio habló con los okupas y se instaló una "cuba" que debía ir vaciándose. "Otro sistema que ingeniaron fue sacar mangueras por el balcón hacia la calle. La vaciaban de noche y lo tiraban al alcantarilado", rememora la residente, que asegura que con el cambio de gobierno no han vuelto a ver ninguna cuba.
UN "SISTEMA ORGANIZADO"
De un tiempo a ahora, el vecindario cree que hay un "sistema organizado" en la okupación de ese edificio. "No son familias esporádicas que vienen por el boca a oreja. Hay una movilidad de personal, gente que entra con maletas el fin de semana", explican los vecinos, que no entienden cómo pueden instalarse en el bloque.
Temen que cualquier día alguien "se intoxique": "Hay una concentración de gases muy fuerte". Explican que Sanidad ya hizo una visita a las viviendas, pero "no lo consideraron insalubre". Algo inexplicable.
PLAGA DE MOSQUITOS
El ambiente es ideal para las plagas de bichos. "Antes de acostarnos tenemos que ir de cacería", aseguran los residentes. Hasta 40 picaduras de mosquitos han llegado a recibir los últimos días los vecinos del edificio de en frente.
Una situación inaguantable que los ha llevado a intentar denunciarlo a Sanidad sin éxito.
PAREJA DE OKUPAS
El conflicto no acaba aquí. Si se cruza la calle, el edificio donde habita la mujer que narra a este medio las peculiaridades del edificio semi acabado, viven otros okupas. Estos viven en los bajos del número 26 que pertenecen al banco Santander.
Hace un mes que una pareja se metió en la propiedad, que contaba con alarma de seguridad. "Vinieron los vigilantes de seguridad y esperaron a los Mossos, pero los agentes dijeron que no podían desokuparlos".
INTENTOS DE ENGANCHARSE
Los vecinos explican que la pareja ha hecho varios "intentos" de engancharse a la luz de la comunidad. Su piso okupado tiene un acceso distinto al del edificio, por lo que se "cuelan" en la portería cuando sale algún residente. "Ya lo han intentado cuatro veces", aseguran.
Intentan "puentear" los contadores y "dañan la instalación eléctrica". "A la rosticería de la calle la dejaron sin luz 10 horas. "No sabemos qué hacer", explican, aunque no es la primera vez que ese bajo se okupa. "Nos reuniremos con la comunidad de vecinos para analizar nuestras opciones". Aunque son conscientes de que necesitan hacer más ruido: "Compramos estos pisos por un valor y todo esto lo devalúa".