Paredes y árboles quemados. Restos de hogueras. Vehículos calcinados. Es la estampa de la calle de la Tardor de Badalona, a caballo entre el barrio del Remei y Sant Roc. La vía, que une ambos territorios, es conocida por el tipo de actividad que se realiza frecuentemente: la quema intencionada de vehículos.
Los vecinos del Remei lo tienen claro: "Solo hay que ver el estado de las fachadas y de los árboles. Todos quemados y no de manera fortuita". Lo que allí se hace es algo tan habitual que los residentes de la zona han bautizado la calle como "crematorio".
"LOS QUEMAN PARA COBRAR LOS SEGUROS"
No hay una constatación oficial de que el fuego que se produce semana tras semana en la calle Tardor sea para que los propietarios de los coches afectados cobren el seguro del vehículo. Sin embargo, fuentes policiales confirman el problema existente en la zona.
Metrópoli comprueba que, a lo largo de la vía, no hay vehículos aparcados. Solamente uno, tocando Alfons XII, parece estacionado y gran parte está calcinado. "Vienen aquí y, por la noche, los queman. Así cobran los seguros", aseguran los vecinos.
HOGUERAS Y GALLINAS SUELTAS
Además de coches, en la calle Tardor también se pueden encontrar restos de hogueras. Algo habitual en Sant Roc durante estos meses cuando los vecinos, especialmente de Alfons XII y alrededores de Sant Roc, montan hogueras en las calles para protegerse del frío. Muchos, dicen, no tienen otra alternativa: los cortes de luz que sufren cada invierno no les permite poner la calefacción en el interior de las casas.
Por si las hogueras en la calle no trasladasen lo suficiente a un escenario completamente diferente de lo que es una ciudad, los vecinos del Remei también aseguran haber visto muchos "animales de granja": "Hay pollos y gallinas correteando constantemente".
"EL ÚLTIMO BARRIO" DE BADALONA
Esta es solo una denuncia más del vecindario del Remei, que se siente "el último barrio" de Badalona. El incivismo, el consumo de drogas, la quema de contenedores, la okupación y las empresas contaminantes de la zona hacen que los residentes hayan estallado. "Hace 18 años la gente se sentaba con las sillas en la calle, se bailaban sardanas... Todo funcionaba", recuerdan los más veteranos del lugar.
Aunque el barrio se extiende a lo largo del polígono, está considerado residencial, pero "tener Sant Roc al lado es una cruz".