La Escuela de Danza Marisa Yudes de Badalona, desde su fundación en 1978, ha sido un auténtico semillero de talento. Un claro ejemplo es Màrius, un joven bailarín de 14 años, cuya devoción por la danza clásica ha florecido en esta academia desde los ocho años. En la actualidad, el artista ha alcanzado la distinción de ser considerado el Mozart de España en este arte, al clasificarse para el Young America Grand Prix (YAGP) --el mayor evento mundial de danza-- que se celebrará en Nueva York en abril de 2024.
Elegancia innata de un bailarín
"Fue a los siete años", indica el padre de Màrius, Jordi Roca, la fecha en que se desató en su hijo una alquimia interior que lo conducía hacia la danza clásica. Màrius describe ese instante como una necesidad que le estaba pidiendo su cuerpo. "Siempre me movía mucho, quería saltar y abrirme de piernas", relata a Metrópoli.
Aunque Màrius dio sus primeros pasos en la gimnasia en una academia, su profesora rápidamente vio en él las características físicas y la elegancia innata de un bailarín. Fue en ese momento cuando Màrius tomó la decisión de inscribirse en una extraescolar de danza clásica: "Al probar una clase, supe que esto era para mí", asevera.
Escuela profesional
Con el transcurso de los meses, el talento de Màrius se encorsetó en esta academia, y ansiaba poder expandirse aún más. De ahí que acabara en La Escuela de Danza Marisa Yudes. Según relata el padre del bailarín, fueron unos amigos quienes le sugirieron "cambiar a Màrius a una escuela más profesional", tras verlo bailar en un vídeo.
El danzador invierte en La Escuela de Danza Marisa Yudes cuatro horas diarias de lunes a sábado. Hasta el año pasado era muy complicado para él compaginar sus estudios con la danza clásica. Por ello, tuvo que buscar otra alternativa: "Ahora estoy en la Escuela León 13, que tiene una línea para deportistas y facilita el trabajo online", aclara Màrius.
Concursos internacionales, becas y viajes
La Escuela de Danza Marisa Yudes ofrece clases "desde los tres años y un programa de formación profesional de 11 a 18 años, con el objetivo de que los alumnos salgan con un contrato profesional", explica el director artístico de la escuela, David Yudes.
La academia privada participa en concursos internacionales como el American Grand Prix (YAGP). Los mismos concursos incluyen masterclass con profesores de escuelas de todo el mundo. Gracias a becas obtenidas en estos concursos, "Màrius ha viajado a lugares como Mónaco, Royal Ballet y Stuttgart", constata el padre del bailarín. Dichas becas son otorgadas por profesores que observan las actuaciones en los concursos, que ofrecen oportunidades a jóvenes talentosos.
Desde que Màrius entrena en este centro betulense, ha alcanzado grandes logros en competiciones de danza. En diciembre de 2022, consiguió la medalla de oro y dos becas en la Semifinal Europea YAGP en Barcelona y en abril de 2023 se convirtió en finalista en la Final Mundial YAGP en Tampa y recibió cuatro becas.
Proyecto de crowdfunding
Actualmente, se ha clasificado para la final de Nueva York en abril de 2024. Sin embargo, su ilusión no es suficiente para cubrir el gasto económico que supone hacer un viaje de tal calibre. Su padre ya se lo recordó en una ocasión: "No podemos permitirnos más gastos así, lo he llevado a todos los concursos, viajes y becas", asegura Roca, al mismo tiempo que reconoce la fascinación de su habilidad: “Porque es bueno, porque si no no sé si sería capaz de seguir este ritmo”.
La falta de recursos económicos no apagó la quimera de Màrius de competir en Nueva York. En lugar de rendirse, optó por emprender un proyecto de crowdfunding, con el cual se obtiene apoyo financiero a través de donaciones online. "Tuve esta idea después de ver a varios bailarines hacerlo y les funcionó para recaudar dinero". Sin embargo, hasta ahora, solo ha logrado reunir 800 euros, una suma insuficiente para financiar el viaje a Nueva York junto a su padre.
Renuncia a un sueño
Cada día que pasa, Màrius observa cómo su sueño de participar en el Young America Grand Prix se desvanece. "No podré ir; la falta de dinero y el limitado tiempo para prepararme física y mentalmente me lo impiden", expresa afligido. A pesar de estos obstáculos, Màrius mantiene la confianza en sus habilidades y confía en futuras oportunidades.
Su mirada se proyecta hacia la aspiración de convertirse en un bailarín profesional y estudiar en reconocidas escuelas de danza en Europa y Estados Unidos. Su padre también tiene fe en su brillante futuro y se basa en la convicción de que Màrius posee una rara combinación: destreza técnica y la capacidad única de conectar con el público. "Muchos bailarines son hábiles, pero pocos logran establecer esa conexión especial con la audiencia, y Màrius posee ambas habilidades", concluyen tanto su padre como el director de La Escuela de Danza Marisa Yudes.