A Fénix, la vida ha decidido darle una segunda oportunidad. Con tan solo unos meses de vida, este pastor belga tuvo la mala suerte de caer en las manos equivocadas. En febrero de este año, su propietario, un vecino de Sant Boi de Llobregat, intentó matarlo. Una llamada ciudadana alertó a la Policía Local, que encontró el peor de los escenarios.
El hombre, había atacado con una catana a Fénix, proporcionándole profundos cortes en la espalda, las patas y la cabeza. Después, lo lanzó por el balcón de un primer piso. “Era la primera vez que nos encontrábamos con un caso de maltrato animal de esta gravedad”, apuntan los agentes a Metrópoli. El autor de los hechos fue detenido en ese mismo momento, para pasar después a disposición judicial. Ahora está a la espera de juicio.
Proceso de recuperación
Ferrán Navarro, agente de la Oficina de Atención al Ciudadano (OAC) de la Policía Local de Sant Boi no dudó en ningún momento y decidió adoptar a Fénix. “Necesita mucho cariño”, explica a este medio mientras juega con él. Desde entonces, Navarro le proporciona un hogar, donde ‘Chico’, como también lo llaman en comisaría, se recupera emocionalmente. “Tiene traumas, miedos, frustraciones… Intento hacer de Fénix un perro sano y feliz”.
Para ello, Navarro cuenta con un ayudante también muy especial: su otro perro. Entre los dos trabajan para que pierda el miedo a las personas y a los demás animales. “Cuando detecto que está a punto de reaccionar, lo tranquilizo para que no vincule lo que está viendo con algo peligroso”. El agente recibe, además, el apoyo de las profesionales del refugio de animales ubicado al lado de la comisaría de la Policía Local. “Fénix tiene una base muy buena, es un perro amable que todo el rato quiere jugar, solo hay que enseñarle cómo”, relata Navarro.
Unidad Canina
Su adiestramiento es tarea de Raúl Carrillo, agente de la Unidad Canina de la Policía Local de Sant Boi. Cuando Fénix llega a comisaría –no sin antes saludar a todos los agentes de las instalaciones– empiezan sus clases de preparación al cuerpo. Desde el primer momento, Carrillo vio aptitudes en él que encajan con las capacidades que debe tener un perro para formar parte de la Unidad Canina.
“Lo enseño jugando. Por el momento le hemos presentado el olor, dándole un premio cada vez que lo hace bien”, detalla el agente, que asegura ver a Fénix mucho mejor físicamente. “Ahora le toca recuperarse para volver a ser un perro normal”.
Educación en escuelas
La historia de Fénix ha llegado hasta los centros educativos de la ciudad. La Policía Local visita junto al protagonista de esta historia a los más pequeños de Sant Boi para mostrarles la cara más cruel del maltrato animal. Las charlas forman parte importante de un programa de educación vial “para crear conciencia sobre la posesión responsable de mascotas”.
Fénix se ha ganado la estima de todos los agentes de la comisaría. “Es un miembro más del equipo”, señalan. Dos meses y medio después del ataque, ninguno de los dos olvida lo que aquella tarde de febrero vivieron: “Lo más común es encontrarnos con casos de abandono, no aquello”. Ahora, tanto Ferrán como Raúl, ayudan a Fénix a recuperar su vida, con amor, cariño, atención y mucho juego, como debería ser con todos los animales de compañía.