Un pedacito de Andalucía se esconde en Castelldefels. Las flores en los balcones, las fincas con patios interiores, los nombres de las calles o el acento de los vecinos mantienen con vida el origen de Vista Alegre, un barrio levantado por los andaluces que emigraron del sur de España en busca de un futuro mejor. Historias de supervivencia entrelazadas que, con el tiempo, han dotado de alma e identidad este rinconcito al norte de la ciudad.
Vista Alegre es un barrio donde conviven familias andaluzas que se llevaron consigo sus raíces, que se han fusionado con la misma esencia de Castelldefels. Como ellos mismos destacan a Metrópoli, un barrio pujante de orgullo, de movimiento ciudadano y de resistencia a la adversidad. Un lugar con una historia que contar.
Barrio multicultural
El amarillo simboliza la vida, y de vida, hay mucha en Vista Alegre, fruto de la multiculturalidad que caracteriza el barrio y de la que presumen con orgullo sus ciudadanos. Un ejemplo de ello es el mural que preside la calle Miguel de Cervantes, obra de Manolo Ribera, vecino ilustre de Vista Alegre. Este sevillano llegado a Castelldefels durante los años 60 plasma, a través de colores, formas y relieves, lo que para él significa el barrio: una fusión de culturas. “Es una representación de lo que ocurre en toda España”, puntualiza Manolo.
Para su familia, Vista Alegre se presentó como una nueva oportunidad. Llegó con solo tres años tras nacer en una barraca a orillas del río, en Écija. La complejidad de la situación de aquel entonces lo convirtieron en emigrante, tanto a él como a sus padres, que no dudaron en abandonar su ciudad natal para encontrar nuevas y esperanzadoras oportunidades. En Castelldefels, los inicios no fueron fáciles. Manolo perdió a dos de sus siete hermanos. Fue entonces cuando un primo hermano se instaló en la casa familiar, en la calle Mansió. “Somos gente humilde”, señala a este digital, “y entre todos damos vida a Vista Alegre”, añade con una sonrisa.
A través del mural, Manolo rinde homenaje al barrio. Entre los detalles se encuentra el Castillo de Castelldefels, Negrillo –un perro callejero conocido en el municipio–, gente de todo el mundo e incluso con alguna minusvalía. También abundan las olas del mar, de color azul, y los ojos, que para Manolo simbolizan el sentimiento de comunidad presente en Vista Alegre. “Todo el barrio sabe que hoy estáis grabando un reportaje aquí”, ríe. “Esto es Vista Alegre”.
Alcalde de Vista Alegre
Elías Vigil es popularmente conocido como el alcalde de Vista Alegre. Un apodo que ha ganado tras más de 70 años de servicio al barrio. Llegó a Castelldefels en tren y solo, con 17 años. Desde entonces, ha trabajado sin descanso para que se convierta en el barrio que es hoy en día. Elías ha compaginado su trabajo en la construcción con la presidencia de la Asociación de Vecinos de Vista Alegre. “Conozco a todos los ciudadanos de Castelldefels”, explica a este medio.
De ahí su popularidad en el barrio, con el que sigue comprometido. “Confío en que se pueden resolver los problemas o dar solución a las necesidades que se detectan”. También destaca la labor del Ayuntamiento de Castelldefels, “mucho más comprometido con el barrio desde que Nico Cerpa forma parte”, antiguo vecino de Vista Alegre. “Para mí es como un hijo, lo queremos mucho”, dice con una sonrisa del presidente de SOM Castelldefels.
Historias de vida
Comestibles Arcas es uno de los últimos colmados que resiste en Vista Alegre. Lo regenta Anita Arcas, vecina del barrio desde 1976. Llegó de Almería con sus padres, que apremiaban un futuro prometedor para sus hijos, como todos los demás. “Aquí encontramos un hogar”, explica Ana. A la pregunta de cómo se vive en Vista Alegre, sonríe con cierta nostalgia y responde: “yo es que no he vivido en ningún otro lugar”. Cuando Anita hecha la vista atrás, la tristeza asoma en su mirada. “Faltan tiendas, negocios, bares... Vista Alegre ya no tiene la vida que había antes”, lamenta la almeriense.
Manolo, Elías y Anita son solo tres ejemplos de las miles de historias que confluyen entre las calles de Vista Alegre. Relatos que perduran en la memoria de los vecinos de este barrio andaluz de Castelldefels, que se resisten a olvidar su pasado.