Dos hombres ven pasar a varios periodistas cargados con cámaras y micrófonos y se ríen. Son los dos únicos clientes de un bar del barrio de Rocafonda de Mataró. En realidad, solo uno, porque el otro es el dueño. Intercambian entre ellos algunas frases en árabe y les gritan a los profesionales de los medios de comunicación: "¡Lamine, Lamine!".

A pesar de que la mayoría decide ignorar la broma, Metrópoli se acerca a conversar con ambos vecinos. No es que estén hartos de la repercusión que están teniendo sus calles estos días, pero sí que le quitan hierro al asunto: "Claro que estamos orgullosos de que Lamine Yamal sea de aquí, pero hay más chavales que juegan al fútbol que también son muy buenos". De la invasión periodística de estas últimas semanas, sobre todo por el gol que marcó el jugador del FC Barcelona en la semifinal de la Eurocopa, opinan poco. "Que venga quien quiera a preguntarnos, pero este es un barrio como cualquier otro".

Una calle de Rocafonda, el barrio donde creció Lamine Yamal SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Barrio obrero

Y tienen razón. Se le ha denominado el Raval de Mataró y "estercolero multicultural", pero a plena luz del día Rocafonda no aparenta la espiral de violencia que se la ha atribuido durante los últimos años. A pesar de que los vecinos que acuden a sus quehaceres un jueves de julio reconocen que el barrio "ha cambiado mucho", huyen del estereotipo que "las televisiones" han creado. Lo cuenta a este medio Rocío, la presidenta de la Asociación de Vecinos: "Somos gente humilde de barrio obrero, pero no por ello somos un barrio tan malo como se pinta".

Teresa, otra vecina que hace esfuerzos por pasar por la misma acera donde se agolpan los periodistas, a las puertas del bar "El Cordobés" que frecuenta el padre de Lamine, coincide: "Aquí hay gente mala como en todas partes, pero no son la mayoría".

Una frutería de Rocafonda, el barrio donde creció Lamine Yamal SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

El 304 de Mataró

Ha sido el propio Lamine quien ha puesto en el punto de mira el barrio donde creció, de unos 11.000 habitantes. De sobras conocida a estas alturas es la celebración que el joven jugador, de tan solo 16 años, ha popularizado en cada partido: el 304, los últimos tres dígitos del código postal, de Rocafonda.

Plazas, bares, fruterías y escuelas. Gente mayor conversando en bancos y familias que, ahora en verano, se dirigen a la playa de Mataró, a unos minutos andando. Es el día a día de unos residentes que se despiertan cada mañana para ir a trabajar: "Nuestra vida prosigue con total normalidad", explican.

Una calle de Rocafonda, el barrio donde creció Lamine Yamal SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

"La gente exagera"

Fuentes policiales también dan su punto de vista a este medio sobre la realidad delincuencial del barrio. Lo dicen agentes que llevan más de 40 años trabajando en el municipio: "No te voy a decir que es un paraíso porque no es verdad, pero es que ningún sitio lo es". La multiculturalidad está presente, pero "todos conviven en armonía la mayoría de veces". Se podría hablar de la okupación como una de las grandes problemáticas, pero "son gente necesitada".

Las mismas fuentes consultadas aseguran que hay más inmigración que en otras zonas. Fe de ello dan los numerosos carteles en árabe que coronan una gran cantidad de negocios, "pero están aquí en búsqueda de una vida mejor". La gente, dicen, "exagera". "La delincuencia es similar a la de hace 20 años". 

"El Cordobés", el bar de Rocafonda que visita el padre de Yamine Lamal y tiene una camiseta suya SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Un nombre como agradecimiento

Todos siguen con su vida y el padre de Lamine Yamal no es menos. El hombre, de 36 años, se toma su café en el bar El Cordobés, como siempre. El primo del jugador hace lo suyo en otro local cercano. Ambos viajarán este fin de semana a Alemania para estar con Lamine, que cumplirá 17 años este sábado, 13 de julio.

Un saturado Mounir, su padre, rechaza dar declaraciones a la prensa. Se despide de sus amigos y se marcha pidiendo perdón, asegurando que "otro día" atenderá a los medios. El propietario del Cordobés, Juan Carlos, lo excusa: "Padece epilepsia y cuando se pone muy nervioso, le dan crisis fuertes".

Juan Carlos, el propietario del bar El Cordobés frecuentado por Mounir, el padre de Lamine Yamal SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Dicen que los camareros y restauradores hacen de psicólogos tras la barra del bar. También de confidentes. Es precisamente Juan Carlos el que cuenta quizá la anécdota más emotiva de la vida de Mounir: "La gente se cree que Lamine Yamal son sus nombres y apellidos, pero es un nombre compuesto. Su padre se los puso en honor a dos de sus amigos. Ambos los ayudaron cuando no tenían nada y él sabía que nunca podría agradecérselo lo suficiente, pero le aseguró que si tenía un hijo, los nombraría como ellos". Y así fue.

Rocafondaa, el barrio donde creció Lamine Yamal. SIMÓN SÁNCHEZ Barcelona

Conocidos

El tío de Lamine ostentaba hasta hace unos meses una panadería en Rocafonda, pero ya la ha traspasado. El propio futbolista no se deja ver frecuentemente por su barrio, aunque algunos jóvenes que en ese momento deambulan por allí y se han fotografiado con él más de una vez están convencidos de que el lunes, tras la final de la Eurocopa, aparecerá

Lo cierto es que ninguno de sus vecinos está pendiente del regreso de Yamal. Porque es un chico de barrio más que ha tomado una decisión que le ha cambiado la vida. "Es la mejor elección que esa familia pudo haber hecho. Ya les dije yo que Lamine sería grande", reitera Juan Carlos.

Y los residentes de Rocafonda continuarán, conscientes de que todo lo que sube, baja.