Un mítico bar familiar de Santa Coloma, en traspaso y atacado por un vecino
Los propietarios del Yesterday, en la calle Major, pusieron el negocio en traspaso hace unos meses por enfermedad y no se les ha abierto ningún expediente disciplinario en 10 años
"El único garito de boomers, en peligro". Esta opinión bien podría definir la esencia y la situación del bar musical Yesterday de Santa Coloma de Gramenet.
Una familia, la de Chus, cogió las riendas del local hace ya 10 años y, por desgracia, sus andaduras han llegado a su fin: el Yesterday se traspasa. A la matriarca le diagnosticaron cáncer hace un año y Chus, su hijo, ya no puede hacerse cargo del negocio. Un bar de copas al que en una década al servicio de los colomenses no le han abierto ni un solo expediente disciplinario por molestias o barullos. Aún así, hay quien se queja.
Una pancarta antigua
Lo explica a Metrópoli el propietario junto con sus padres, el mismo Chus: "Cuando cogimos el bar, el vecino de arriba ya tenía una pancarta dirigida a los anteriores dueños del local, que también era un bar: el 1913", rememora el joven. El cartel casero colgado en el balcón del primer piso del edificio rezaba: "Fuera bar musical, derecho al descanso".
Chus recuerda que la desconfianza estaba instaurada entre el vecindario de esta céntrica y tranquila calle, a unos metros del ayuntamiento: "Había mucha gente que tenía problemas de diversos tipos con ese bar, pero cuando llegamos nosotros el vecino quitó la pancarta y nadie más se quejó", explica Chus.
Solidaridad y música en directo
Desde entonces, el Yesterday ha creado escuela en Santa Coloma: no solo ha sido un bar de copas al uso, sino que también ha realizado, mes tras mes, eventos solidarios para las entidades de la ciudad. "Hemos organizado más de 150 eventos y recaudado más de 50.000 euros para asociaciones de aquí". Un altruismo que les granjeó prestigio y popularidad entre la ciudadanía durante todos estos años.
Además, diversos artistas como Rafa Pons o Rebeca Jiménez han pasado por el Yesterday para ofrecer actuaciones en directo. Un sello diferencial del local.
Todo en orden
Es sabido que gestionar un bar nocturno puede acarrear problemas y no siempre es fácil controlarlos. Sin embargo, la familia de Chus siempre lo ha hecho. El local cuenta con un limitador de sonido homologado que no permite que la música suba de una determinada cantidad de decibelios.
No solo eso, los propietarios también se encargaron de contratar a una empresa de seguridad profesional que garantizase la tranquilidad de los clientes ante cualquier altercado.
El vecino, a la carga
Aunque parece que la familia propietaria haya seguido todos los pasos para poseer un negocio y llevarlo sin mucho ruido, el vecino que en su día se quejó del 1913 ha vuelto a la carga. O nunca se fue. Según Chus, el residente no quiso cogerle su teléfono en ninguna de las ocasiones que él se lo hizo llegar: "Cuando aterrizamos aquí, se lo intenté facilitar para que me avisara directamente a mí si tenía cualquier problema, ya fuera por sonido o por incivismo".
Sin embargo, los vecinos nunca le tendieron la mano: "Ni se quedó con mi contacto ni se ha dirigido nunca a nosotros para nada". Por eso, el hecho de que haya vuelto a aparecer la pancarta de hace años, inquieta y entristece a la familia de Chus. No entienden el motivo y, con el traspaso ya por el medio, lamentan la acción.
Sin altercados
La confusión que les produce la inesperada protesta aflige todavía más a la familia por el cáncer que la madre de Chus padece desde hace un año aproximadamente. El joven, de hecho, explica lo sucedido a este medio desde la Fundació Hospital de l'Esperit Sant, donde pasa los días acompañando a su progenitora: "Teníamos claro que el bar triunfaba por ser familiar y nunca nos han levantado una acta en 10 años. No somos un local conflictivo".
Lo confirman fuentes municipales, que apuntan a que el pasado 27 de octubre la Policía Local recibió un aviso del vecino del inmueble, a las 00:35 horas, que terminó echándose atrás. Al margen de esto, desde el 1 de enero de este 2024, solo hay tres servicios policiales en el lugar y fueron por clientes problemáticos por los que el mismo dueño alertó para que los agentes actuasen.
Se busca nuevos propietarios
Ahora, el Yesterday está en traspaso, pero no para cualquiera: Chus ya tiene otro trabajo y la familia poco a poco se va desvinculando del lugar, a regañadientes, pero no quiere que la tradición se pierda y que el bar termine en manos de cualquiera.
"A mi padre le da mucha pena dejarlo y quiere que tenga la misma línea. Por eso no hemos aceptado cualquier oferta ni lo hemos vendido aún. No queremos que los vecinos vivan un infierno", defiende el joven.
Un último mensaje
Todavía sin entender la situación, Chus lanza un último mensaje al desagradable vecino: "Su pancarta nos ha pillado fríos y ha sido un varapalo increíble. Aún así, mi número está escrito en la fachada del local. Es tan fácil como escribirme".
Unos días de música de los 80 y 90 que los colomenses echarán de menos, aunque queda la esperanza de que los nuevos inquilinos perpetúen el rol.