Mujeres, en su gran mayoría, con miedo. Amenazadas física o verbalmente. Agredidas por sus parejas o en su ámbito familiar. Vecinas de Sant Adrià de Besòs que sufren un tipo de violencia, la de género, que en muchos casos es silenciosa, pero a la que es necesaria dar voz.
En medio de esta pesadilla surge una figura que, con los años, ha ganado confianza. Alguien a quien acudir cuando la víctima sea tu madre, tu hermana, tu amiga o incluso tú misma. Es Ramón, agente de los Mossos d'Esquadra que añade una dimensión humana al Grup d'Atenció a la Víctima (GAV) de la comisaría del barrio de La Mina.
"Todos los casos son iguales"
Ramón recibe a Metrópoli en su despacho de las dependencias policiales. Con poca parafernalia, el agente explica en qué consiste el trabajo que lleva desempeñando ya ocho años en la ciudad, aunque conozca al dedillo el municipio desde el 2005.
Para él, todos los casos son iguales y resume su faena en tres palabras: "Venimos a escuchar". Y es que no es fácil que alguien le explique a un desconocido "cosas tan chungas", dice Ramón. "Además, es todo lo que viene después de la denuncia". Se refiere al proceso judicial, que suele ser todo un calvario.
Más de 100 casos
No solo es violencia de género. El GAV también atiende casos de violencia doméstica, agresiones sexuales, discriminación por raza o maltrato a gente mayor. "Es muy importante que las víctimas tengan un referente y me pongan cara. Que, cuando lo necesiten, me llamen".
Y lo hacen. De hecho, se denuncia más. Actualmente, el GAV de Sant Adrià realiza un seguimiento de 103 casos de violencia de género. Unos 85 de ellos cuentan con órdenes de alejamiento contra los agresores. Una cifra preocupante en la que prolifera la franja de edad de entre 20 y 30 años.
El protocolo
Ramón cuenta a este medio cómo es el protocolo a seguir cuando una víctima denuncia este tipo de casos. A medida que la denunciante explica su historia, el mosso debe rellenar un cuestionario que variará en función de los hechos relatados. De esta evaluación saldrá el grado de riesgo que sufre la persona. El GAV recoge hasta cinco grados, empezando por el más bajo: no apreciado, bajo, medio, alto o muy alto.
En el primer caso, el seguimiento que los Mossos d'Esquadra le realizarán a la víctima será de siete días. Cuando el riesgo sea bajo, el tiempo aumentará a tres meses. Y así. "A veces ni siquiera hay fecha de finalización", aclara Ramón, que también puede subir un grado si en el "tú a tú" considera que haya más riesgo del comentado.
"Empatizar es muy importante"
La protección policial desde ese momento va desde pasadas en coches logotipados o no, vigilancias estáticas o acompañamientos a puestos de trabajo u otros. Pero, sin duda, lo que las víctimas más valoran es la capacidad de empatizar, asegura el mosso: "Empatizar es muy importante".
Ramón destaca que la comunicación entre el resto de servicios de la ciudad es muy importante, tanto con el CIOD o servicios sociales como con el Servei Integral d'Atenció a la Víctima (SIAV). "Nos gusta trabajar en xarxa", dice. Además, el GAV también acude a colegios para dar charlas y concienciar a los futuros adultos, especialmente en cuarto de la ESO o bachillerato.
Una app novedosa
Algo que la policía ha desarrollado para dar una rápida respuesta en una situación de emergencia por violencia machista o doméstica es una aplicación móvil: "My112".
Esta app se instala en los teléfonos de las víctimas que, con un código proporcionado por los mossos, llamará directamente al 112 y las identificará como víctimas de ese tipo de violencias. Además, se las geolocalizará. "La tengo en cinco mujeres y dos de ellas la han usado", reflexiona Ramón, que estaría contento igual aunque solo a una le hubiese sido útil.
"Nos conocemos todos"
El rostro más humano de la seguridad más allá de la intervención policial. ¿La clave? La calle, saber por dónde se mueve. "Por aquí nos conocemos todos", afirma Ramón.