En pleno centro de Santa Coloma de Gramenet, se encuentra Casa Reus, una tienda histórica que lleva más de 60 años siendo un referente en la ciudad. Desde su apertura en 1964, este negocio familiar de tejidos, ropa de cama y materiales de confección ha mantenido su esencia intacta, a pesar de los cambios que ha experimentado el comercio y la ciudad a lo largo de las décadas.
Lo que hace especial a Casa Reus no es solo la calidad de sus productos, sino el trato cercano y personalizado que ofrece a sus clientes. Este rincón en el corazón de Santa Coloma se ha convertido en un verdadero hogar para generaciones de colomenses, quienes han acudido durante años para adquirir desde telas y batas de casa hasta los edredones y nórdicos que se convierten en imprescindibles durante la temporada navideña.
Una tienda familiar de 1964
La tienda fue fundada por Rosa Sans y su marido en 1964, y desde entonces ha sido un punto de encuentro en la ciudad. Rosa, que ahora tiene 92 años, sigue al frente del negocio, siempre con la misma energía y pasión que la caracterizaron desde el primer día. "Esta tienda es mi vida", afirma Rosa con una sonrisa llena de orgullo.
Lo que comenzó como una pequeña tienda de tejidos, en un espacio reducido, ha crecido a lo largo de los años, pero siempre manteniendo la esencia del comercio local y familiar.
Su hija Montse ha heredado el negocio y lo gestiona con el mismo empeño y dedicación que su madre. Ahora también su nieta, Laia, se asoma al futuro del negocio familiar, con la promesa de continuar con el legado que Rosa ha construido a lo largo de más de seis décadas.
Adaptarse a los nuevos tiempos
Este comercio familiar ha sido testigo de los cambios en Santa Coloma y, como muchos otros negocios locales, ha tenido que adaptarse a los nuevos tiempos. Aunque la tienda ya no se dedica a la venta de telas como lo hacía en sus primeros años, la venta de productos para el hogar, como edredones, sábanas y nórdicos, sigue siendo uno de sus mayores atractivos.
Aunque la tienda tiene más de 60 años, Rosa y su familia no piensan en el retiro. A pesar de los 92 años que lleva a cuestas, Rosa sigue trabajando en la tienda a diario, atendiendo a clientes y supervisando todo lo que ocurre en el negocio. "Aún queda Rosa para rato", bromea Montse, quien asegura que su madre no tiene intención de dejar la tienda pronto.