Sant Vicenç dels Horts está dividida. El consistorio del Baix Llobregat hace décadas que pide el soterramiento de las vías del tren que lo dividen en dos y dejan aisladas a zonas urbanizadas como las del barrio de Can Ros. "Parten el municipio de punta a punta", afirma el alcalde Miguel Comino.
Para el alcalde socialista se trata de un "problema estructural" que genera problemas en distintos ámbitos como la movilidad, accesos a diferentes espacios del municipio o de cohesión social y territorial. "No es lo mismo vivir por encima de las vías que por debajo", afirma.
El municipio hace años que pide poner fin a la división artificial que supone el paso de los trenes que, además, generan ruidos y molestias a los vecinos. "Es lo mejor que le puede pasar a Sant Vicenç. Hay consenso de ciudad, no es un acuerdo de grupos políticos", afirma Comino.
Una petición histórica
De hecho, la entonces alcaldesa de Sant Vicenç dels Horts, Amparo Piqueras, solicitó en 2004 al consejero de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, el soterramiento del paso ferroviario, como se había hecho en municipios vecinos como Pallejà o Sant Andreu de la Barca.
La intención municipal era aprovechar las obras de desdoblamiento de la vía para impulsar una de las grandes actuaciones pendientes. Eso sí, la petición no progresó. "En ese momento no nos subimos a este carro y se quedó sin avanzar en un problema grave en pleno siglo XXI y que genera muchas molestias al vecindario", ha explicado el dirigente socialista.
La apuesta por el soterramiento
En total, la línea Llobregat-Anoia tiene hasta cuatro paradas en el término municipal: Quatre Camins, Can Ros y Sant Vicenç dels Horts. Por sus vías pasan no solo los trenes de la R5, R6, R50, R60, S3, S4, S8 y S9, sino también los de mercaderías.
La apuesta del actual consistorio no pasa por el cubrimiento de las vías del tren, sino que se opta por el soterramiento completo. "Cubrir es más fácil que soterrar, aunque es una opción que no queremos", explica Comino.
Preocupación por el impacto visual
Uno de los motivos para rechazar el cubrimiento es el impacto visual que puede generar. "Sabemos de la dificultad que supondría hacer muros de hormigón de mucha altura con pisos muy cerca. En un barrio como Can Ros, seguramente el primer y segundo piso tendrían un muro de hormigón frente a las ventanas", ha defendido el alcalde.
Eso sí, en Sant Vicenç ya son conscientes de que no será un proyecto sencillo. "El hecho de soterrar las vías, que creemos que es la más adecuada, supone una intervención con unas medidas que serán difíciles de realizar. Somos conscientes, pero tenemos la necesidad de mantenerla viva", ha explicado Comino.
La situación geográfica tampoco ayuda. El municipio se encuentra limitado por dos arroyos que dificultan un eventual soterramiento: la riera de Cervelló por el norte y la de Torrelles por el sur. Por tanto, según ha explicado Comino, el soterramiento comportaría tener que hacer pasar por debajo de los arroyos los trenes, una operación "compleja" pero cuyas posibilidades "hay que agotar".
Las actuaciones de Ferrocarrils
Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya ha asegurado a Metrópoli que también realiza estudios de forma constante para detectar y minimizar las afectaciones sobre los vecinos próximos a las vías.
Una de las situaciones más complicadas la viven los vecinos del tramo de la calle Anselm Clavé, situado al norte de la estación de Sant Vicenç dels Horts. Los residentes de las viviendas se han quejado de forma reiterada de las molestias sonoras que genera el paso de los trenes.
Conocedores de esta situación, Ferrocarrils ha asegurado que se plantearon posibles soluciones con pantallas convencionales, pero que la solución no fue aceptada y, por este motivo, no se ha puesto en marcha ninguna actuación alternativa.
Un proyecto piloto
Una de las actuaciones que más expectativas ha generado es la prueba piloto en el entorno de la estación de FGC de Can Ros. El proyecto contempla la instalación de unas pantallas acústicas de tamaño muy reducido que basan su efectividad en su proximidad al emisor sonoro, que es el contacto de la rueda del tren con el carril, y en una necesidad de mucho menor altura respecto a una solución tradicional de pantalla acústica.
Las obras, que se espera que empiecen en enero de 2025, reducirían el sonido, pero también teniendo en cuenta el impacto visual de las pantallas. Si la prueba piloto en el entorno de la estación de Can Ros es satisfactoria, la solución podría extenderse en otros tramos.
El compromiso de la Generalitat
La consellera de Territorio, Habitatge y Transició Energètica, Sílvia Paneque, se comprometió, en su visita al municipio del pasado mes de septiembre, a impulsar un nuevo estudio que analice las posibilidades de llevar a cabo el anhelo histórico del consistorio.
Aunque de momento únicamente hay un compromiso por parte de la Generalitat, Comino ha celebrado la iniciativa porque "permitirá tener más datos y una foto más real de la situación y hacia dónde puede avanzar".
Un informe fallido
Este no es tampoco el primer compromiso de la Generalitat para estudiar el deseado soterramiento de las vías, aunque la propuesta apostaba por cubrirlas. En 2010, el gobierno catalán ya sacó a información pública el estudio para llevar a cabo el cubrimiento de un tramo de 1,9 kilómetros entre las estaciones de Can Ros y Sant Vicenç dels Horts.
El proyecto, que contaba con una inversión prevista de 50 millones de euros y contemplaba la creación de 7.000 metros cuadrados para uso ciudadano, no llegó a prosperar.