La costa barcelonesa está repleta de rincones con encanto que, más allá del bullicio turístico de la capital, ofrecen paisajes tranquilos, historia y autenticidad local.
Desde pequeñas calas hasta amplios paseos marítimos, el litoral que bordea el área metropolitana de Barcelona se ha convertido en un destino cada vez más valorado tanto por residentes como por visitantes.
A menos de 15 minutos de Barcelona, Tomàs Molina, el popular meteorólogo de TV3 y vicepresidente de la Asociación Mundial de Meteorólogos, tiene claro cuál es su rincón predilecto: el paseo marítimo de Badalona. Para él, este tramo costero no solo ofrece un entorno privilegiado para pasear o ir en bici, sino que simboliza la profunda transformación de su ciudad natal.
El meteorólogo Tomàs Molina
“Badalona tiene un paseo marítimo que es una maravilla, es Miami Beach. Si no hace viento o frío, yo lo recomiendo para caminar o ir en bici”, afirma Molina en una entrevista en la que repasa su relación emocional con este municipio del Barcelonès, marcado por su pasado industrial y marítimo.
De ciudad industrial a balcón al mar
Nacido en 1963, Tomàs Molina recuerda una Badalona muy distinta a la actual: de niño uno de sus entretenimientos y el de sus amigos era bajar a la playa a ver descargar al barco de petróleo que atracaba junto al puente.
Entonces, explica, el litoral badalonés estaba dominado por depósitos de combustible, fábricas y las vías del tren, lo que hacía que la playa fuera “un lugar feo y de difícil acceso”.
Hoy, ese mismo espacio acoge el icónico Pont del Petroli, convertido en emblema turístico, y un paseo renovado que conecta el municipio con el mar. “Igual que Barcelona, esta ciudad también un día le dio la cara al mar”, explica Molina con satisfacción.
El Pont del Petroli en Badalona en una imagen de archivo
Una ciudad con alma de pueblo
A pesar de los cambios urbanísticos en el frente marítimo, Molina considera que el resto de Badalona ha conservado su esencia. “Es bastante como era. Badalona tuvo su oportunidad [...] de hacerlas emblemáticas como ciudades modernas. En cambio, Badalona no ha tenido nunca una vocación de capitalidad. Y eso también tiene su encanto”.
Esa falta de ambición cosmopolita, lejos de ser un problema para él, refuerza el carácter local. “No se ha convertido en una ciudad de plástico, ni se ha uniformado. Su calle del Mar y su rambla siguen siendo sus emblemas”, apunta. En este sentido, defiende que vivir en Badalona permite lo mejor de dos mundos: la conexión con Barcelona y la vida de barrio.
“Tiene la ventaja de poder sentirse un barrio de Barcelona por su conexión con metro, autobuses y tren. Pero también por ello, la vida cultural de Badalona no es tan fuerte. Lo mejor de vivir bajo la capitalidad de Barcelona es que podemos seguir ejerciendo de pueblo. Eso me gusta.”
Costumbres locales y rincones con historia
Fiel a su identidad badalonense, Tomàs Molina sigue practicando costumbres locales: “Bajar a mart —aún lo decimos con t al final— y a tomar el vermut en la rambla. Es una de las pocas ramblas paralela al mar. [...] La llamábamos el tontódromo”.
Entre los imprescindibles para visitar en Badalona, recomienda los restos romanos, los badius —“patios interiores de casas particulares que se visitan puntualmente”— y la fábrica Anís del Mono, ejemplo singular de arquitectura industrial que sigue en funcionamiento.
Oleaje en una playa de Badalona
Una ciudad con potencial, pero sin alta gastronomía
Aunque el entorno ha mejorado notablemente, Molina reconoce que hay aspectos por pulir: “No triunfan demasiado los restaurantes de verdad, de mudarte. Cuando nos arreglamos para ir a cenar bien, vamos a Barcelona”.
En cambio, la gastronomía informal sí tiene peso: “En Badalona desayunamos, tomamos el vermut y merendamos. Somos un poco provincianos, sí. Cuando vamos a Barcelona, nos mudamos”.
Clima, mar y vocación meteorológica
Como experto en climatología, también analiza las peculiaridades del clima local: “En Badalona hace un poco más de frío, por efecto del río Besòs y el aire del Montseny”.
Y no duda en sacar partido del entorno natural: “Yo navego a vela ligera en Menorca, y crucero. Navegando aprendo mucha meteorología”.